En la época de la Posverdad, los llamados países “desarrollados” que se dan golpes de pecho por el medio ambiente, lo más paradójico es que en dichos países se encuentran los peores desastres ambientales denominados Chernóbil 2.0.
A principios del mes de febrero, un tren en Ohio, East Palestine (ni siquiera palestina está a salvo en EE.UU.) se descarriló y vertió cloruro de vinilo, un químico altamente tóxico, provocando una densa nube en toda la zona. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés), dicho químico es conocido por causar cáncer y cuando se quema, puede liberar otras sustancias químicas como el cloruro de hidrógeno y el fosgeno, ambos utilizados durante la Primera Guerra Mundial como arma química.
Lo más alarmante, es que, hasta la fecha, la población de East Palestine no ha sido desalojada de la zona y ya se comienzan a dar muestras de daños a la salud y se estiman que más de 45 mil animales han muerto.
Desde hace varias décadas, Estados Unidos ha dejado en el abandono completo a sus vías férreas, el tiempo y el desgaste han hecho de las suyas, y este tipo de accidentes ya han sucedido en ocasiones anteriores, como el 2017 en Seattle, y otro más en California.
Gran diferencia con su competidor chino, que está a la vanguardia con sus trenes bala y de levitación magnética. También recientemente China ha presumido la línea Hotan-Ruoqiang, del tren que cruza el desierto de Taklimakan, la primera línea construida en un desierto, en el mundo.
De acuerdo con Seymour Hersh, periodista laureado con el premio Pulitzer 1970, el gasoducto ruso fue detonado por buzos de la marina norteamericana (de cierta manera era secreto a voces, porque no hace sentido que los rusos destruyan un gasoducto propio) y cuya explosión fue hecha por el gobierno de Noruega. Hersh, menciona que el más afectado por la destrucción del Nordstream, es Alemania, y que “lo que de verdad preocupa a Europa es el próximo invierno”. Claro, como mencionamos, Europa y “Occidente”, les ocupa más el gas, que el medio ambiente.
Recomiendo a los lectores leer completamente el articulo de Hersh, el cual narra con lujo de detalle, el plan para hacer volar el NordStream 2, en un intento desesperado de querer ganar la guerra en Ucrania.
Esta semana, Josep Borrell, canciller de la UE, revela en una entrevista para Financial Times, cómo usaron el Fondo Europeo para la Paz para ayudar militarmente a Kiev, aun cuando acuerdos fundacionales de la Unión Europea prohíben el uso del presupuesto comunitario para la compra de armas. Mientras que la UE se olvidó por completo de Turquía, un miembro socio de la OTAN, en medio de los terremotos que le han costado bastantes vidas.
La geopolítica mundial se encuentra en medio de una gran turbulencia, mientras que “Occidente” “se preocupa” por el medio ambiente en otros países, Estados Unidos vive de desastres ambientales en su territorio.
Recordemos que el accidente de Chernóbil fue un antecedente importante y un punto de inflexión de la caída de la Unión Soviética. ¿El Chernóbil 2.0 en Ohio, y la batalla por el gas en Europa, serán determinantes ante una inminente caída de EEUU como super potencia? ¿Con qué cara “occidente” sigue exigiendo a los demás países cumplir con normas ambientales, cuando en su casa ocurren los peores desastres ambientales?