Trump: La coyuntura actual de México y Estados Unidos - Paralelo24 Skip to main content

Donald J. Trump, recién estrenado presidente republicano en su segundo período (2025-2028), tal y como lo había anunciado en su campaña presidencial, invocando una ley sobre acciones económicas que inciden en la regulación de importaciones en situaciones de emergencia nacional (IEEPA), ha firmado el decreto (executive order) para imponer aranceles (impuestos a productos comerciales que entren a su mercado) de entre 10% y 25% a diversos productos de importación (incluidos combustibles) de Canadá, China y México, a partir del 4 de febrero.


Adicionalmente, Trump ordenó la implementación de medidas antinmigrante para deportar masivamente a mexicanos y gente de otros países -a quienes por decenios les ha permitido el paso a su territorio para hacer trabajos pesadas que requieren mano de obra intensiva y que son muy mal remunerados-, con el falso argumento de que México y Canadá inundan su país con drogas sintéticas duras, además de vilipendiarlos aseverando que todos los inmigrantes llegados del sur son gente perversa, dañina, agresora de sus mujeres, envenenadora de los estadounidenses y a quienes de paso llegan a esquilmar y aún robar.


A escala doméstica, estas medidas consiguen que el residente de la Casa Blanca logre congraciarse con su amplio electorado al demostrarles así que cumple con sus ofertas de campaña, y consigue que el impacto inmediato de estas acciones -obviamente contrarias a los acuerdos comerciales vigentes entre los tres países norteamericanos que constituyen el mayor mercado del mundo y representan el 30% del mercado global-, afecte a escala global y no solo a quienes están dirigidas, sin embargo, lo mismo afecta también al interior de Estados Unidos.


La aplicación de estas medidas es contraria a la opinión de más de una docena de expertos en economía -muchos de ellos premios nobel en la materia. En primera instancia y en lo inmediato, tienen efectos inflacionarios directos puesto que provocan el aumento de los precios a lo largo de toda la cadena productiva, con el mayor impacto en el bolsillo de los estadounidenses (quienes resultan ser los más afectados por ser el consumidor final), en el desabasto, en la desestabilización de los mecanismos de producción de los miles de productos en cuestión, así como en la modificación del valor relativo de las diferentes monedas involucradas en la región.


Otro efecto negativo que es en extremo delicado entre socios comerciales frente a acciones abusivas extremas como las que ejecutó Estados Unidos, es la afectación de la confianza. En ese sentido, a las partes realmente agraviadas (Canadá y México) no les queda otro camino más que: 1) distraer su compromiso con el frente comercial formado y ejercitar la dispersión de sus productos en mercados alternos, y 2) la evaluación y ejecución de estrategias y mecanismos de represalia comercial de respuesta mediante la aplicación de medidas efectivas equivalentes al daño causado por el iniciador de la desestabilización, tal y como sucedió por parte de Canadá al día siguiente, y las que se esperan por parte de México.


Instancias como asociaciones de negocios estatales (Texas y California, entre otras) y manufactureros nacionales de la unión americana ya han externado su preocupación por la afectación inmediata y a largo plazo con respecto a la pérdida de empleos, proveeduría de insumos básicos e inversiones a futuro en la mayoría de sus diversos ramos productivos, sobre todo entre las pequeñas y medianas empresas, lo que generará dependencia frente a productos que llegará de otros mercados a los que hasta ahora se les ha hecho frente. En más, la sacudida de la cobija que representa la expulsión de mano de obra mexicana golpea severamente al sector agrícola de gran extensión por todos los Estados Unidos (desde California hasta Hawái). Del sector constructivo ni qué hablar.


Para explicarse las acciones del presidente Trump (representante y punta de lanza de la nueva geronto-kakistocracia de Estados Unidos), y entender hacia dónde va, hay que tomar en cuenta las aseveraciones del sociólogo y profesor sueco Goran Therborn, quien define al personaje como “el fenómeno Trump”: un rico por herencia asociado con los más ricos del mundo -los Musk, Zuckerberg, Bezos, etc.- que ha sido enjuiciado y condenado por un jurado de Manhattan más de 30 delitos graves (todos alrededor del delito de falsificación de registros comerciales) que, aunque sentenciado, es un convicto con libertad incondicional.


Por medio del término “democracia genocida”, el profesor sueco de la Universidad de Cambridge postula que los Estados Unidos apuesta porque la élite del gran capital habrá de llevar a su país a una condición nacionalista segregacionista y exclusiva para gente blanca en la que en su territorio no caben “minorías”, personas originarias ni mexicanos. El profesor Therborn nos recuerda que un antecedente de este movimiento es el ascenso del régimen nacionalsocialista en la Alemania de 1933. Igual situación se vivió en la Sudáfrica de la posguerra con el apartheid hasta 1991.


Lo mismo, los actuales acontecimientos del conflicto palestino-israelí en Gaza y las justificaciones y propuestas de solución de Trump recientemente externadas habiendo ya tomado el poder desde la Casa Blanca en Washington, DC, tienen las mismas bases expansionistas; la salida de la población de todo el territorio de Gaza-Cisjordania y su recolocación en Jordania y Egipto para dejarle el territorio a Israel.
Este nuevo régimen también exhibe rasgos expansionistas (externar su deseo de hacer de Canadá un nuevo y gran estado de la unión americana, la recuperación del Canal de Panamá y recuperar su influencia y dominación al estilo de la doctrina Monroe hasta las tierras australes de la Patagonia), con una visión de explotación petrolera exacerbada a la que no le importan los efectos perniciosos al medio ambiente.


Hoy, las rápidas e intensas negociaciones con Estados Unidos por parte del gobierno de Claudia Sheinbaum han logrado posponer por un mes la aplicación de los aranceles mediante el compromiso de ejecución de varias labores efectivas de vigilancia para frenar el ingreso de drogas desde el río Bravo hacia el norte; entre ellas destinar fuerzas militares y de la guarda nacional.


Sin embargo, la estrategia del líder de la supremacía blanca hoy en el poder fuerza a que México busque reducir al mínimo su dependencia financiera, energética, alimentaria y tecnológica frente a Estados Unidos para administrar los recurrentes embates del imperio (ahora de carácter nacionalista y expansionista) que habrán de venir y enfrentarlos en mejores condiciones tales que se opongan a situaciones que hagan peligrar la soberanía de México.

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