Decía Gramsci, “una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo, pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo, pero tampoco termina de nacer, y en ese intermedio es cuando aparecen los monstruos”.
En ese sentido, la 22ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) de esta semana, es el síntoma de un incipiente orden multipolar que avanza a pasos agigantados, lo nuevo que aún no termina de nacer. La reunión se llevo a cabo en Samarcanda, Uzbekistán, la antigua ciudad que formó parte de la Ruta de la Seda y que hoy vuelve a tener relevancia para la geopolítica moderna si entendemos que el centro de gravedad en la toma de decisiones cada vez se mueve a Asia, en contraste con el orden unipolar global anglosajón que se mira relegado, el monstruo que no terminar de morir.
La OCS se fundó en el 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán y desde entonces, se han sumado nuevos Estados miembros como India y Pakistán en 2007 e Irán recientemente en el 2021. Pero además de ellos cuenta con Afganistán, Bielorrusia y Mongolia como Estados observadores. En dicha Cumbre, se encontraron países invitados como Turquía (a su vez miembro de la OTAN) que busca ser miembro pleno de la OSC. La población total de los Estados miembros de la OSC representa el 42% de la población global, es decir, 3 mil 200 millones de habitantes y un territorio de 34 millones km2 y un PIB del 24% del PIB mundial.
El presidente socialista chino Xi Jinping quien ha aumentado su protagonismo en los últimos años, aun incluso en el Globalizante Foro Económico de Davos donde dio una catedra a los ludópatas neoliberales como Klaus Schwab y George Soros sobre como administrar una economía, ahora ofreció un discurso de apertura en el cual “enfatizó la necesidad de seguir la guía del Espíritu de Shanghái a medida que avanzamos” así como señalar “que bajo las nuevas condiciones, la OCS, como una fuerza constructiva importante en los asuntos internacionales y regionales, debe mantenerse bien posicionada frente a la dinámica internacional cambiante, seguir la tendencia de los tiempos, fortalecer la solidaridad y la cooperación y construir una comunidad más cercana con un futuro compartido”.
Farjod Tolipov, del Institución de Investigación No Gubernamental “Knowledge Caravan” nos dice en Global Times (editorial del Partido Comunista Chino), que el OCS “puede dar ejemplo de mitigación de conflictos”, puesto que no es una “OTAN del este” ni un “competidor geopolítico del mundo occidental” debido a que tales acusaciones son falsas. En este sentido, Farjod Tolipov agrega que la OCS “puede hacer su importante y tangible contribución a esta tarea, por ejemplo, fortaleciendo la paz y la seguridad en su propia zona de responsabilidad” ya que “si la OCS se las arregla estratégicamente para contribuir realmente a la mitigación de la disputa territorial en Cachemira, sería un buen ejemplo para otros países y regiones en el tratamiento de problemas propensos a conflictos” sobre todo como “contribución indirecta (como mensaje) a la resolución de la crisis de Ucrania”.
La reunión más esperada fue la del presidente Xi y su homólogo Vladimir Putin. Se da por primera vez luego de la escalada militar de Rusia en Ucrania. Ambos mandatarios se ven cara a cara después de este suceso. Putin busca tener apoyo del mandarín Xi, mientras que Xi solo ha dicho que la crisis en Ucrania fue provocada por la OTAN, sin afirmar que es una “operación militar justificada”. A mi juicio, la relación entre ambos líderes se acrecentaría más en la medida en que la Anglosfera siga azuzando mas el fuego en Taiwán lo que provocará más apoyo de Moscú a Pekín. Es decir, en tiempos de crisis, se revelan los verdaderos aliados.
Después de las sanciones económicas impuestas a Rusia por dicha guerra, el Kremlin se ha visto en la necesidad de atender la situación con reparos a través de vender el gas y petróleo ruso a otros países no europeos, como son los asiáticos y deshacerse de los pagos en dólares en sustitución del rublo ruso, el cual, por cierto, se ha apreciado desde entonces.
Al Jazeera, periódico saudí, comenta que “el gigante energético estatal de Rusia, Gazprom, ha estado estudiando durante años la posibilidad de crear un gran gasoducto nuevo, el Power of Siberia 2, para viajar a través de Mongolia y llevar gas ruso a China” el cual “podría transportar potencialmente 50.000 millones de metros cúbicos de gas al año, alrededor de un tercio de lo que Moscú suele vender a Europa”.
Mientras tanto, Alemania expropió ya 3 refinerías rusas de la empresa Rosneft en su territorio, como una medida contra-fáctica para abastecerse lo suficiente de energía en tiempos de invierno. Las relaciones de Europa con Rusia se pueden tornar cada vez más tensas en los siguientes meses, porque si Europa no retira los paquetes de sanciones contra Rusia, el Kremlin se verá en la necesidad de cerrar totalmente la llave del gas y petróleo.
¿La guerra en Ucrania se extenderá aun más de sus fronteras? No podemos asegurarlo con certeza, pero la Cumbre de la OSC nos coloca en un escenario que la Anglósfera lo preveía, pero que no lo asimila aún. Es el ascenso de un nuevo orden multipolar y un orden unipolar, el monstruo que no quiere fenecer.