Reportero especial: Bernardo Roa Bastos
Hay personajes hipócritas. Y uno de ellos es, sin duda, Daniel Sibaja González.
Hace unos días, en un lujoso y pintoresco rincón de Xochitepec, Morelos, el secretario de Movilidad del Estado de México, Daniel Sibaja González, celebró su boda con la señora Ingrid Bolaños.
Haciendo gala del derroche, que entra en contradicción con la austeridad republicana, Sibaja quiso el ambiente de su vida evocara la elegancia italiana.
La Hacienda San Carlos Borromeo se transformó en un escenario de lujo para recibir a cerca de 500 invitados, un evento que, por cierto, se estima habría costado alrededor de cinco millones de pesos. La cifra contrasta con el discurso de austeridad que Sibaja, quien ha sido uno de los delfines de Marcelo Ebrard, ha promovido hace dos años en el Congreso local.
La celebración, que incluyó arreglos florales de alto costo y una pista de baile pintada a mano, desató una (justificada) catarata de críticas.
Sibaja, quien (ahora sabemos que de dientes para afuera) ha abogado por un gobierno austero, ha tratado de defenderse, argumentando que su familia contribuyó significativamente a los gastos. ¿Quién? ¿Su mamá, ama de casa? ¿Su papá? ¿Su hermana, Emma Sibaja, la ex coeditora del periódico Excélsior? Difícil de creer.
Lo cierto es que este gasto exorbitante, por cualquier flanco que se le vea, ha desencadenado toda suerte de cuestionamientos sobre la ética y la transparencia en el uso de recursos públicos.
Hoy, cuando el reportero Ramón Flores, desde la Conferencia del pueblo, que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, exhibió a Sibaja, las redes sociales se inundaron con imágenes y videos del ostentoso evento, donde detalles personalizados adornaban incluso las bebidas enlatadas.
La fastuosidad del enlace matrimonial de Sibaja ha llevado a mucha gente a preguntarse si los funcionarios no deberían vivir en concordancia con los principios que promulgan.
Y, mientras la presidenta de México cuestionó el lujo y el exceso de esta boda, hubo personajes,como el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien fue uno de los invitados que más atrajo la atención.
A medida que la polémica crecen, Sibaja,valiéndole un comino el brutal exceso, se ha encogido de hombros e insiste, tonta y descaradamente, en que no había nada que ocultar y ha atribuido las críticas a una “campaña negra” orquestada por adversarios políticos.
¡Que se deje de tonterías! Porque su descaro, su tozudez y su displicencia le podría costar mucho a la gobernadora del Edomex, Delfina Gómez.