Que no le digan…
Luego del “destape” de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial por el Frente Amplio por México, la Red Nacional Indígena inició un interesante debate a través de redes sociales y en encuentros personales para que “no se olvide quién es realmente ella”, a quien identifican como una “usurpadora de la identidad étnica”.
En los diálogos que circulan particularmente por WhatsApp, prevalecen recuerdos que los obliga a calificarla de “deshonesta” y “trinquetera”, de “aliada de las élites económicas y políticas de la derecha”. La llaman “farsante” y hasta “trepadora”.
Margarita Gutiérrez (Hyäzna-Mar), quien era la coordinadora general de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA) y Xóchitl Directora del Instituto Nacional Indigenista (INI) con Vicente Fox como presidente de la República, fue invitada a las mesas de transición. Las organizaciones indígenas estaban luchando en aquel momento por la libre determinación y la autonomía indígena y porque se cumplieran los Acuerdos de San Andrés Larráinzar de 1996 que enarbolaba el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, por la memoria de Hyäzna-Mar pasa cuando le plantearon al gobierno, como primicia, reivindicar aquellos principios y la lucha zapatista. La respuesta de Xóchitl “fue en un tono grosero, arrogante, prepotente e impositivo”. Muy a su estilo les contestó: “Esas son jaladas, esos son inventos, voy a bajar mucho recursos en favor de las comunidades, se trata de hechos, de obras del presidente Fox en favor los indígenas. Lo de San Andrés será después, por el momento nada de eso”, e inmediatamente se despidió de Margarita: “Esta bien, cuídate y no te olvides que esto es pura política, creo que entiendes”, le machacó.
Las experiencias de las organizaciones indígenas con Xóchitl son desagradables y a través del WhatsApp han recordado en estos días el enojo que les causó el papel que jugó la hoy Senadora Gálvez, y reconocer que fue un error creer en un gobierno de derecha; porque si bien Xóchitl aceptó se revisaran los acuerdos y las propuestas del movimiento indígena, se hicieran mesas a nivel nacional y se creara un parlamento indígena, la realidad es que sólo fueron promesas porque “al final ella nos utilizó”, aceptan en su intercambio de mensajes.
Cuando la califican de “trepadora”, no olvidan cómo la empleada de Fox se montaba en las propuestas de las organizaciones indígenas, y cómo en las conferencias de prensa las presumía como propias y, desde luego, se las endosaba al gobierno foxista.
Dicen que se hacía acompañar por algunos luchadores indígenas, quienes al final, “ni nuestros nombres aparecían en las notas, menos en las fotos. Nuestra presencia era sólo para avalar sus políticas supuestamente en favor de los pueblos indígenas del país”, me platica Hyäzna-Mar.
Finalmente, el movimiento indígena llegó a una decisión: Romper con el gobierno panista, porque Xóchitl sólo los estaba utilizando, porque si bien se les daba algunos apoyos para viáticos para asistir a algunas reuniones en el país, no tenían un sueldo, mientras Xóchitl, “absorbía toda nuestras experiencias, conocimientos y propuestas para hacerlas aparecer como ideas de ella”.
De aquellas propuestas e iniciativas, desde una oficina de Los Pinos donde trabajaba Xóchitl, ya estando al frente del Instituto Nacional Indigenista (INI), se apropió de las ideas del movimiento, lo que le permitió publicar un documento de transición de INI a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
Margarita, quien entre 2001 y 2010, fue responsable de la Comisión de Instrumentos Internacionales y tutora de la universidad de verano en Ginebra, Suiza para la Formación de Mujeres Indígenas, dice que fueron muchas las groserías, los ninguneos de Xóchitl al movimiento y para ella, pero cuando fue a Durban en Sudáfrica, a la conferencia de Racismo en 2001, se le pidió a la funcionaria foxista que la delegación que iría en representación del gobierno mexicano se incluyera a consejeros indígenas del movimiento, Xóchitl se negó.
Margarita fue en representación de las mujeres de la CONAMI, y fue elegida por el Foro Latinoamericano para fijar la posición de los indígenas de Latinoamérica en aquella conferencia. Inmediatamente Xóchitl, quien también viajó a Durban, se volvió a montar en las causas del indigenismo que en realidad desdeñaba y mandó un mensaje “hipócrita” que escucharon indígenas de todo el mundo ahí reunidos: “Saludo a mi paisana, qué bien que está por acá”, buscó mostrarse orgullosa, al tiempo que le externó una felicitación a la misma que había desdeñado, incluso, había amenazado meses antes.
Le pregunto, ¿Por qué es necesario recordar esto?: “Digo todo esto, porque ni mi lengua materna habla. Sólo aprendió a saludar en idioma hñahñu. Si lo habla, que lo demuestre, pero para que se sepa cuál ha sido el papel que ha jugado realmente Xóchitl Gálvez frente al indigenismo en México”.
En los grupos de WhatsApp que integran indígenas de todo el país, se insiste en la importancia de “desnudar a Xóchitl porque nunca ha dado la cara por los indígenas; con los indígenas nunca ha estado”, afirma Blanca, una indígena maya quien recuerda cuando Jaime Martínez Veloz, quien presidía la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas denunció que los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa entregaron en concesión a empresas mineras nacionales y canadienses, 8 millones 336 mil 990 hectáreas en Baja California, Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca y Puebla, las mismas que les fueron despojadas a familias indígenas. “Xóchitl no alzó la voz; no salió en su defensa”, explica con enojo.
Después de haber vivido en uno de los municipios más pobres del país, Tepatepec, Hidalgo, y hoy habitar una residencia en la zona de mayor plusvalía de la Ciudad de México en las Lomas de Chapultepec; de ser, según ella, militante de la Liga Obrera Marxista y luego Troskista; después foxista y ahora ariete de Claudio X González, vale la pena preguntar: ¿Acaso Xóchitl se encuentra en un conflicto de identidad?
Supongo que para nada. El hecho de que por sus venas circule sangre indígena, ella no lo es. Le gusta como Michael Jackson blanquearse su piel morena, se pinta el cabello de rubio; usa huipil, sí, pero no los compra con los artesanos de Hidalgo, de Oaxaca, tampoco con los de Yucatán. Le gusta vestir ropa de marca, de diseñador, de Pineda Covalín. Cada huipil en tiendas como Palacio de Hierro puede costar al menos 10 mil pesos, aunque está bien que se los ponga, mientras los compre con su dinero.
Ella no se siente orgullosa de sus orígenes, como la acusa la Red nacional Indígena. Nunca ha salido a protestar cuando los despojaron de sus tierras, cuando los han asesinado, cuando se han violado sus derechos humanos. No ha dado ninguna batalla por ellos, presume ser parte de ellos y los utiliza desde la tribuna mediática para ganar simpatías de quien no la conoce y no saben a qué intereses responde.
Por lo pronto en los próximos días la Red Nacional Indígena, integrado por organizaciones y líderes de los pueblos originarios de nuestro país, publicará un pronunciamiento, para “desenmascarar a Xóchitl Gálvez”, no por ser la posible candidata presidencial de la derecha, sino para desconocer su supuesta indianidad, la que nunca ha reivindicado, ni mucho menos ha intentado liberar a los pueblos indígenas de la opresión de sus explotadores.
A Xóchitl no se le pueden negar sus capacidades histriónicas, su visión empresarial como vendedora de gelatinas y diseñadora de edificios inteligentes. Muy bien, pero que no venga con el cuento que es de izquierda y defensora de los pueblos indígenas. La historia y los hechos hablan.
Que no le cuenten…
Xóchitl se vende como de izquierda, dice que militó en Liga Obrera Marxista. Asegura que fue trotskista. La Red Nacional Indígena, la acusa de “usurpación de identidad étnica”, habrá que acusarla también de “usurpación de identidad de izquierda”. Seguramente no sabe quién fue Adolfo Gilly. Si lo llegó a leer, no le aprendió ni tantito. Nunca entendió, insisto, si lo leyó, por qué Gilly decía que era posible “construir un socialismo moderno, diferente, (y) una sociedad distinta”. Gracias Adolfo Gilly (QEDP) por tus enseñanzas, por tu compromiso ideológico, político, social y académico.