'Madres Protectoras', mujeres criminalizadas por defender a sus hijos - Paralelo24 Skip to main content

‘Madres Protectoras’, mujeres criminalizadas por defender a sus hijos- Hay cosas que son tan obscuras que simplemente no tendrían ni porqué existir, como la violencia vicaria, la más cruel de las violencias machistas, una violencia continua donde se instrumentaliza a los hijos para causarle daño a la mujer con el apoyo de las autoridades y su ejercicio de poder. 

En términos de maldad y perversión, los agresores vicarios tienen un fin último el cual están dispuestos a lograr a toda costa: arrebatar a los niños de su madre y apropiarse de su vínculo. Borrar a su madre de su vida, humillarla, someterla y criminalizarla en el proceso. No importa el daño a los niños, ni las secuelas que causan en el entorno, solo la cantidad de dolor y sufrimiento que puedan generar a la madre, no importa los recursos y medios de los que se tengan que valer con tal de ‘probar que tienen la razón’ pues se creen sus propias mentiras, ¿en qué se basa esa necesidad de tener la razón? En que nunca se les debió dejar, en su ego dañado y dañino que les lleva a actuar sin escrúpulos. 

“El padre de mis hijos empezó con mentiras en el juzgado, hoy se ha convertido en un criminal,” dijo Lisi Celis, quien en el proceso de tratar de encontrar a sus hijos se enfrenta actualmente a la amenaza de ella ser encarcelada, por el turbio y enredado proceso legal que puede ‘desembolsar’ un magnate de una empresa tequilera en Jalisco con muchos aliados políticos. 

También Jesica como muchas madres protectoras tiene años en procesos legales con el padre de su hija, (desde septiembre del 2018). La violencia comenzó desde el postparto, cuando el progenitor no solo se convirtió en padre, si no que decidió ser un padre ausente como la mayoría, “jamás movió un dedo ni se involucró en la crianza”. Posteriormente al decidir divorciarse la actitud de ausencia y abandono que mostró su ex pareja se transformó en una sobrevigilancia y acoso. ¿Que qué hacíamos?, ¿Qué donde estábamos?, que vendría por la niña y luego no la regresaba cuando quedaba de hacerlo. Esto activó en la pequeña C. Mucho nerviosismo y retrocesos en su proceso de desarrollo, constantemente manifestaba su temor a su progrenitor y que la separaran de su mami. 

“Quize darle a mi hija orden y certeza jurídica y regular las visitas, por eso demandé la guarda y custodia, porque siempre he sido su cuidadora principal, sin imaginar que sería el inicio de un infierno”, aseguró Jesica. En la realidad, la lógica jurídica no es nada certera, ni ordenada, ni empática, ni mucho menos justa. 

La contrademanda fue de guarda y custodia compartida, ‘para no dar pensión’. “El sufrimiento de mi hija no lo supero, mi hija ha llorado mucho, ahí comenzo el acoso jurídico, tuve una defensa muy inadecuada, me llevó a firmar un convenio que incentivó la juez,”. En un inicio se dieron las convivencias supervisadadas en el Centro de Orientación Familiar, durante nueve meses la pequeña C. vivio crisis de angustia, ansiedad cada vez que tenía que ir a ese lugar, obligaban a la madre a estar ahí para que la pequeña cooperara y luego le pedían que se saliera, pese a tantas veces que la nena suplicaba y lloraba que no quería ver a su papá, su voz nunca contó ni importó. La obligaron incluso a tomar convivencias con síntomas de temperatura y vómito. Pasados los nueve meses las psicólogas dictaminaron que ya podía ir a convivencias con su papá en su casa. Y fue ahí que Jesica promovió amparos por el bienestar de su hija para que las convivencias no sucedieran. Desde enero de 2019 hasta finales del 2021 se atrincheró en su casa sin abrir la puerta y por eso fue sentenciada a horas de arresto, por ser la única en escuchar la voz y el llanto de su pequeña hija quien por cierto es ‘sujeto de derecho’, no un objeto del mismo; es decir a las autoridades también les debería de importar la voz de la niña.

“Por mi hija iría hasta el fin del mundo y atravezaría cualquier infierno”, me dijo Jessica tras haber cumplido en la comisaría de Morelos las horas de sentencia con las que la castigó una juez, por obstaculizar convivencias con el progenitor abusivo de su hija, quien ha amenazado constantemente con ‘quedarse a la niña’ debido a que ‘le conviene más’ para no pagar pensión. 

Al escuchar esta frase, entendí lo que me conectaba con Jesica. Recordé que yo misma dije en el micrófono de la corte que “no voy a abandonar a mis hijos, no me van a intimidar ni voy a dejar de luchar por ellos, y que iría hasta el fin del mundo por mis bebés”, lo dije en una audiencia en un juzgado de la Ciudad de México, minutos antes de ser arrestada y privada de mi libertad. Fui puesta a disposición por las autoridades de la Fiscalía General de Justicia que me “bolsearon” para que mis familiares me dejaran pasar agua y un pants, estuve metida en una celda fría, obscura, rodeada de personajes que se encontraban por presuntos delitos graves como homicidios, narcotráfico, violación, tráfico de armas, robos, y yo ahí siendo una mamá que no había asistido a varias audiencias para defenderme de acusaciones falsas y testigos comprados, por el temor a que me quitaran a mi hijito y a ser detenida; y cuando finalmente pude asistir de todos modos estaba ahí, sin comida, sin cobijas, sin saber que pasaría con mis bebés.   

Fui trasladada como una criminal a un centro penitenciario. Ahí dentro conocí a otras tres mujeres que también tenían ex parejas tóxicas nivel, “te meto al tambo”, y no la tenían sencilla para salir. Luego de una semana fui liberada sin vinculación a proceso, cuando en la audiencia se develaron indudablemente las mentiras que los papas de mis hijos denunciaron para tenerme ahí y haber ido a burlarse de mi injusticia. También se ventilaron las omisiones de las tres agentes del Ministerio Público que defendieron la causa de mis agresores. El juez determinó la falta de probidad y un uso indebido y abusivo del derecho, el caso es que viví todo eso por un delito que NO cometí, pero se les antojó culparme. Y en México puede pasar todo esto, sin que haya consecuencias de ningún tipo. 

En México también un padre puede raptar a su hijo o hijos, (aunque sea un bebé de días o semanas) si no hay una guarda y custodia oficial decretada. Puede esconderlos, dejarlos sin estudiar, privarlos de su círculo social, actividades, acceso a la salud, para romper el vínculo con su madre, borrarla. Y al hacerlo va a contar con todo el apoyo y la falta de interés y acciones de las autoridades, quienes se excusan con frases como “no se robaron a los niños están con su papá”, y esto es perfectamente legal, inmoral y perjudicial ni se diga, pero es legal. 

Si necesita obtener la guarda y custodia puede hacerlo con mentiras y ‘mordidas’ en otro estado, puede, reclamar la guarda y custodia de sus hijos para no pagar pensión y calumniar a la madre de sus hijos y a sus propios hijos para defender su bolsillo, porque ‘le conviene’.  

El término ‘Madres Protectoras’ se ha comenzado a escuchar cada vez más y más desde que la “Caja de Pandora’ de la Violencia Vicaria se destapó y lo que históricamente ha sido nornalizado se nombró. 

Resulta de una importancia fundamental saber de qué estamos hablando al referirnos a las ‘madres protectoras’, y para hacerlo resulta aún más necesario pensar en todos los vacíos legales que existen en la legislación y en las prácticas machistas perversas que se gestan para ‘torcer’ la ley y dañar a una mujer y a sus hijos. 

“Las madres protectoras sufren injustamente, y en muchos casos suponiendo una vulneración de muchos de sus derechos, la criminalización y la sospecha por parte de la sociedad, cuando lo que estan haciendo no es otra cosa que defenderse a sí mismas y defender a sus hijos e hijas frente a la violencia machista de los maltratadores, por eso es tan importante que el estado salde la deuda que tiene con las madres protectoras, que hagamos políticas públicas que garanticen que los maltratadores no pueden asesinar a sus hijos e hijas, que no pueden vulnerar los derechos de esas mujeres y por lo tanto que somos capaces de defender de manera efectiva a las madres protectoras,” dijo Irene Montero, Ministra de Igualdad de España. 

Existe una deuda histórica con las madres protectoras y las feministas porque cuando ninguna institución ni ninguna política pública ha respaldado a las madres protectoras, ha habido mujeres, sí pocas, cada vez más, defendiendo con pancartas, con su mano tendida, con sus colectivas contra la violencia vicaria, poniendo dinero de su bolsillo, poniendo el cuerpo, exponiendose a la criminalización por decir “no estás sola, yo si te creo y vamos a caminar juntas hasta que las instituciones protejan de forma efectiva a todas las madres que se estan defendiendo a sí mismas y a sus hijos e hijas frente a la violencia machista”, dijo Montero.

“Hay mujeres que la única mano amiga que han tenido para salir adelante de una situación de violencia son las asociaciones feministas, pedimos respeto a las mujeres que están allá afuera salvando vidas,” dijo la Ministra de Igualdad. Y sí estamos salvando vidas al ser la esperanza y la única escucha comprometida hacia madres que todos los días caen presas de una desesperación insoportable por tanta injusticia e indefensión aprendida. De madres que tienen años buscando a sus hijos y se encuentran con autoridades indiferentes y que las enjuician y revictimizan. De autoridades que comprenden jueces, magistrados, peritos, secretarios de acuerdo, psicólogos, actuarios y ministerios públicos que han hecho del dolor y sufrimiento de madres y niños un negocio. 

“Cuando dicen que la violencia no tiene genero, lo dicen para que cuando una mujer es maltratada piense que se lo merece”, destacó Montero para señalar las omisiones y respuestas abusivas de quienes buscan anular una realidad machista y abusiva que esta destrozando la vida de tantas mujeres en los tribunales.

¿Porqué esperamos hasta que el progenitor asesina a las crías para causar dolor a la madre?, ¿Porqué las autoridades resuelven con cinismo y omisiones minimizando la crueldad, las mentiras y la violencia de los progenitores y permiten que mantengan las custodias?, ¿porqué solo cobra valor el nombre de una mujer cuando se suma a la lista de las muertas por feminicidio como recientemente le ocurrió a Cecilia Monzón? Ella también estaba en las mismas. 

El estado no está ayudando a las madres a proteger a sus hijos, por el contrario, muchas autoridades se estan beneficiando de la vulnerabilidad de las madres y sus pequeños para tomar ventaja y obtener ‘ingresos extras, para beneficiar al agresor, pintarlo como un ‘padre modelo’,  defenderlo o hacerse de la ‘vista gorda’ mientras ostentan el poder que les confiere el puesto con el que ordeñan una nómima federal o estatal.

Existimos madres que por nuestros hijos iríamos al fin del mundo, madres que hemos vencido el miedo a la muerte, el miedo al encierro por proteger el corazón de nuestros hijos. Madres que no nos conformamos con ser presas del miedo por amenazas, intimidación y  hostigamiento. Madres que no vamos a parar de defendernos con dignidad a nosotras y a nuestros pequeños. Madres que no nos queda mucho, algunas han perdido sus casas, sus empleos, incluso han perdido apoyo de familia y amigos que se alejaron por miedo. Algunas perdieron sus sonrisas por completo, pero no la esperanza de volver a tener a sus hijos en sus brazos. 

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