El gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta, se opone a la calificación de “marinistas” para miembros de su equipo, argumentando que “nadie es dueño de nadie”. Defiende sus designaciones, incluyendo a figuras controvertidas, como resultado de un proceso cuidadoso.
El gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta, calificó como una ofensa que se siga calificando a perfiles de su equipo como marinistas. Y afirmó que “nadie es dueño de nadie”.
En una rueda de prensa, Armenta expresó su indignación ante las críticas que califican a ciertos perfiles como “marinistas”, afirmando que “nadie es dueño de nadie”.
El comentario del gobernador electo surge a partir de las controversias que han suscitado las designaciones de figuras como Víctor Manuel Sánchez Ruíz y Rosa Isela Sánchez, personajes que han sido objeto de cuestionamientos por su pasado político.
Armenta defendió la elección de estos perfiles, argumentando que su selección fue resultado de un proceso cuidadoso por parte de la Comisión de Derechos Humanos en el Congreso, desestimando así cualquier acusación de imposición.
“Son inconsistentes las etiquetas a políticos por su trayectoria”, añadió el gobernador electo, sugiriendo que, aunque muchos actores políticos inician en un grupo y terminan en otro, eso refleja la cambiante dinámica del panorama político.
Lo cierto es que la transición hacia su gobierno se presenta como una oportunidad para materializar las aspiraciones de los ciudadanos, un mensaje que busca resonar con el electorado tras un periodo electoral marcado por tensiones y divisiones.
Con su llegada al poder, Armenta enfrenta el desafío de unir a un estado fragmentado, donde las lealtades políticas son tan fluidas como las críticas.
La postura de Armenta frente a las a estas polémicas designaciones podría ser vista como un intento de establecer un nuevo rumbo, una ruta que no se rija por etiquetas del pasado.
En este contexto, la figura del gobernador Armenta podría erigirse como un símbolo de cambio y continuidad.
Difícil encrucijada para este líder que busca distanciarse de los fantasmas del pasado mientras navega por las aguas turbulentas del presente.
Sin duda, cada movimiento de Armenta será observado con lupa. Y hay una pregunta que se abre paso: ¿podrá realmente Alejandro Armenta transformar la percepción pública y construir un legado que trascienda las etiquetas y los juicios previos?