Hierro, cartón y pintura: Calaveras y esqueletos monumentales - Paralelo24 Skip to main content

Taller y colectivos cartoneros de Faro de Oriente.

Desde 2016, cada 2 de noviembre en la ciudad de México se repite, con variantes, la marcha vistosa que mostró la película Spectre (Sam Mendes, 2015), de la saga de James Bond. En la proyección, al inicio vemos un inicio espectacular con un 007 que recorre las calles del centro histórico sin parar, de arriba abajo, nervioso.

Avanza vestido con un disfraz de esqueleto al lado de Estrella, la chica Bond, otra de las marcas registradas de la serie, entre un multitudinario desfile de personajes ataviados como esqueletos festivos; calaveras que avanzan, retroceden o dan un rodeo, acompañados de percusiones resonantes anunciando la tormenta de violencia que caracteriza las películas de James Bond. 

Desde entonces, en la CDMX carros alegóricos, danzantes, bailarines y coloridos personajes recorren las calles moviendo sus esqueletos y llevando monumentales esculturas por Paseo de la Reforma hasta desembocar en el emblemático Zócalo capitalino. 

Sin embargo, esas festividades se hacen en México en diversos puntos de la ciudad y del interior del país, con sus rituales específicos que aún se extienden de manera colectiva e íntima, sólo que aquella superproducción “joligudescas” llegó para quedarse.  

Las actividades del Día de Muertos crecieron y las esculturas también. Ahora tienen un lugar específico en el espectro cultural debido a un agregado artístico: la vistosa cartonería, mostrada desde la película dirigida por Sam Mendes.   

En un lugar del oriente, de cuyo nombre sí quiero acordarme, hay un espacio donde se construyen esas esculturas cadavéricas de gran formato para el desfile del 2 de noviembre. Es en la Fábrica de Artes y Oficios FARO de Oriente que, a punto de cumplir sus 25 años, lleva a cabo la orgullosa tarea de visibilizar no sólo calaveras y diablitos. 

Desde aquel lejano año 2000 hasta el día de hoy, la oferta cultural de la ciudad ha crecido con ocho FAROS más, distribuidos en las periferias de la CDMX, y dicho ofrecimiento se expande con los llamados Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes, PILARES, y ahora con las posibles Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social, UTOPIAS.

Sin embargo, FARO de Oriente es el generador no sólo de los acrónimos que le dan sentido a estos proyectos, sino el ejemplo de distribución cultural en zonas de alto riesgo y como parte de una política de descentralización de la cultura para intervenir de manera comunitaria a través de una oferta de talleres gratuita.

La FARO de Oriente cuenta con diversas actividades artísticas, gratuitos y para todas las edades y géneros; talleres como los clásicas de danza, teatro, literatura, música, artes gráficas, artes plásticas y artes visuales; otras derivadas y combinadas de las mismas artes, y las recreativas, además de cultura náhuatl.

Tiene una biblioteca, la biblioteca “Alejandro Aura” –dividida por cuestiones de seguridad sísmica—, un auditorio espacioso, una estación de radio –Radio FARO—, una galería de arte, un área de cómputo llamado Club House, y una explanada para diversas actividades masivas, ya reguladas debido a la cuestión sísmica.    

Además de enseñar oficios como carpintería, herrería, corte y confección, laudería y vitrales, en los talleres y oficios del primer FARO de la capital, se destaca la monumentalidad de un trabajo artesanal a la altura del arte: la cartonería, técnica de arte popular mexicano para la elaboración de figuras mediante el modelado de papel periódico, papel kraft y cartón. 

En este se destacan dos colectivos elevados a calidad de pequeñas empresas artesanales: Zion Art Studio y Última Hora. Ambos trabajan en las áreas de los talleres como es la nave de oficios, en el llamado Ojo de agua, ahora seco y ciego, y en el traspatio ubicado entre los juegos infantiles y a un costado del auditorio.

Cuando los trabajos de construcción ameritan las monumentales estructuras, se ocupa la segunda zona del estacionamiento que siempre está libre. En estos espacios se le dan forma a esqueletos y calacas, entre otras tantas construcciones de cartón y metal.   

El trabajo que realizan las y los artesanos es una ingeniería y arquitectura de la imaginación. Va desde dibujar y maquetar, hasta pegar papel y cartón, soldar y construir con madera y modelar con unicel, para rematar con el diseño de las formas, la pintura y el detalle fino.   

El trabajo arduo y constante se da con las festividades de noviembre. Sin embargo, no es lo único que maestros y alumnos realizan durante el año, pues hay talleres de cartonería de obras de pequeño formato. 

Sin embargo las estatuas monumentales son dirigidas por los dos colectivos que de manera multidisciplinaria desarrollan el proyecto que los ha hecho reconocidos a nivel nacional e internacional: Zion Art Studio y Última Hora, ambas constituidas como empresas colectivas proveedoras de servicios artísticos especializados en cartonería monumental y ornamental, pues llevan a cabo destacados proyectos culturales y obras plásticas aplicables a la producción de espectáculos, escenografías y exposiciones en pequeña y gran escala. 

El trabajo es todo un arte y una profesión. Zion Art Studio e incluso tiene un manifiesto artístico que remata con un “¡Viva el mezcal de Oaxaca!” a la manera del de los Estridentistas, quienes rubricaron su manifiesto con un “¡Viva el mole de guajolote!”. 

Su proclama es evidente: “somos esqueletos de alambre y alma de papel”. Y afirman que la tradición mexicana de la cartonería “es nuestro fundamento…”. 

Este oficio ha sido elevado a la altura del arte pues fue registrado por las autoridades educativas de la SEP y las culturales de la Secretaría de Cultura, al otorgarles el pasado mes de agosto del presente año, el reconocimiento a los saberes y planes de estudio de la especialidad de Producción Plástica en Arte Monumental, junto con la de Cine y Producción Audiovisual, de la FARO Aragón y Actuación y Producción Escénica en la FARO Cosmos. 

Desde la FARO de Oriente, ubicado en la Calzada Ignacio Zaragoza, entre las calles Cedros y Pinos, escoltada por la mini calle Alejandro Aura y el bulevar Octavio Paz, de los talleres de Cartonería salen Alebrijes gigantes, Catrinas y Calaveras en formatos Especiales para películas pero, principalmente para los desfiles que cada 2 de noviembre se llevan a cabo. 

La madrugada del 2 de noviembre de 2024, salieron los carros alegóricos diseñados por el taller de Cartonería, acompañados de la comparsa de bailarines y músicos, integrada por maestros y alumnos de la FARO de Oriente, que se unieron al contingente masivo de esqueletos, calacas y otros espectros nacionalizados para salir de la Puerta de los Leones de Chapultepec para llegar con su festividad de muertos festejando la vida al Zócalo capitalino.

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