Ensayo literario y antología de Jaime Labastida - Paralelo24 Skip to main content

El amor, el muerte y la muerte en la poesía mexicana.

Dentro de los temas artísticos de esta época destaca la de la muerte. En la literatura habrá concursos de “calaveritas” en escuelas y librerías, se harán poemas visuales con imágenes y versos y, como siempre, se mencionarán algunos de los poetas del llamado grupo sin grupo, los Contemporáneos, quienes tocaron ese momento existencial en la literatura al estar situados en la reconstrucción nacional y la búsqueda del ser mexicano. 

No se nombrarán casi los filósofos de “lo mexicano” de mediados del siglo XX que se atrevieron a pensar en la esencia del mexicano y que incluyeron a la muerte como un signo nacional. 

Y si se hablará de pronto por aquí o por allá, el capítulo clásico de El laberinto de la soledad, “Todos santos, día de muertos”, donde la fiesta es acompañada con fiereza y melancolía, para entonar ufanos entre bebidas y comidas, recuerdos y sollozos: En qué quedamos pelona,/ ¿me llevas o no me llevas?

Como estamos en un momento de poemas, canciones, arreglos florales y recuerdos masivos, es pertinente rescatar un libro que se publicó en 1969 (Instituto Politécnico Nacional) y fue reditado, con agregados y cambios decisivos, en 2015 (Siglo XXI Editores). Hablo de El amor, el sueño y la muerte en la poesía mexicana, de Jaime Labastida (1939). 

Jaime Labastida, a pesar de ser, o quizá por ello, un funcionario y académico, no es leído como debiera. Es un poeta que alguna vez formó parte de “La espiga amotinada”, grupo integrado por los poetas Eraclio Zepeda, Jaime Augusto Sheley, Juan Bañuelos y Oscar Oliva, apadrinados por el poeta catalán Agusí Bartra. 

Y es que los escritores que de alguna manera se perdieron en los cantos de sirena políticos del momento, sufrieron el ostracismo y el desapego de una comunidad lectora cada vez más escasa y poco menos crítica. 

Jaime Labastida tuvo dos deslices públicos que lo han desplazado como poeta y crítico: el primero fue haber retomado la revista Plural, dirigida por Octavio Paz, después del golpe al  Excélsior comandado por Julio Scherer; el segundo fue el asunto de la venta de acciones de la Editorial Siglo XXI en 2021. Y ni para qué mencionar que es hermano de Francisco Labastida, político priista y candidato perdedor rumbo a la presidencia en el 2000. 

Sin embargo, no todos los escasos lectores son dados a dejarse influenciar por esos yerros de humanos donde el artista no es un inmaculado y su concepción artística vuela más allá de los vaivenes sociales y políticos, y donde la obra habrá de salvarse, quizá. 

Así le pasó, entre nosotros, a Salvador Díaz Mirón y Alfonso Reyes, y le va pasando a José Juan Tablada. 

El amor, el sueño y la muerte en la poesía mexicana, de Jaime Labastida, deberá saltar esas barrearas en algún momento. Es un ensayo de conocedor de la poesía mexicana, además de filósofo y poeta que sabe combinar las virtudes del pensamiento con el lirismo. 

La obra no es un estudio académico pero sí la de un gustador del poema y de la tradición poética nacional. Se agradece que sea temática pues estos sentires del amor, el sueño y la muerte, expuestos con el breve ensayo pertinente y los poemas que lo ilustran, son una buena guía para el lector que se inicia en las lides líricas sin tener que agotar las antologías señaladas por “ismos”, generaciones o épocas.

El mismo Labastida aclara, Esta antología responde a la certeza de que en ella deben estar los poemas canónicos de la literatura mexicana, sin embargo, igual que en Poesía en movimiento (la selección de poemas mexicanos más leída del país; obra de Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis. Nota de la Redacción), no responde a un orden cronológico… el orden responde a otro ritmo que podría llamar interno, modulado por el tema y por la música… 

Esta antología incluye catorce poetas del amor con sucintos poemas, de Manuel José Othón a Octavio Paz. Sólo dos para el tema del sueño: el primero, de Sor Juana Inés de la Cruz y el segundo sueño de Bernardo Ortiz de Montellano. Y ocho  poetas con justos poemas de la muerte: de Jaime Sabines a José Gorostiza. 

Esta selección de poemas cumple con una lección de pedagogía lírica que se agradece. Escribir sobre la poesía que se ama –escribe Labastida—, para un poeta es, es un modo de acercarse más a ella, a través de la reflexión encendida. 

Un plus extra son sus puntuales acercamientos a tres poemas cumbre de la literatura mexicana: Primero sueño, Muerte in fin y Piedra de sol, poemas extensos que señalan la temática de esta antología de sueño, muerte y amor, respectivamente, tratados con pertinencia, tacto y gusto, por el poeta Jaime Labastida. 

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