La reciente sentencia contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, ha generado un gran revuelo en el ámbito político y social. García Luna fue declarado culpable y sentenciado a 38 años de prisión por conspiración y distribución de drogas, lo que ha resaltado las profundas conexiones entre el crimen organizado y las altas esferas del gobierno mexicano.
Este veredicto no solo implica un duro golpe para la administración del expresidente Felipe Calderón, bajo cuyo mandato se intensificó la guerra contra el narcotráfico, sino que también plantea serias interrogantes sobre la efectividad y la ética de las estrategias de seguridad implementadas en esos años.
Calderón ha reaccionado de manera enérgica, defendiendo su legado y el enfoque que tomó frente al narcotráfico. En sus declaraciones, ha dicho que su intención siempre fue combatir al crimen organizado y que la corrupción en las fuerzas de seguridad era un problema que ha persistido a lo largo de varias administraciones. Además, ha señalado que la condena de García Luna no debe ser vista como un reflejo de su gobierno, sino como un recordatorio de los desafíos complejos que enfrenta México en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción.
La caída de García Luna, podría ser solo la punta del iceberg, en el que otros exfuncionarios podrían verse implicados en un entramado de corrupción y nexos con el crimen organizado, y su imagen se ha convertido en símbolo de los excesos del poder y la impunidad, y su condena resuena en un México que sigue luchando por la verdad y la justicia.
Por otra parte, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha respondido a las declaraciones de Felipe Calderón sobre la sentencia a Genaro García Luna, destacando la importancia de la justicia y la rendición de cuentas en el sistema de seguridad pública. La corrupción y la colusión con el crimen organizado son problemas graves que deben ser enfrentados, y que su gobierno trabaja para erradicar esas prácticas.
También ha criticado la defensa que Calderón hace de García Luna, subrayando la necesidad de asumir responsabilidades por las decisiones del pasado. Además de que dichas declaraciones no deben desviar la atención de la corrupción y los delitos vinculados a García Luna.