De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, las Enfermedades No Transmisibles acaparan el 71% del total de muertes anuales en el mundo y son la causa de defunción más importante con más de 41 millones de personas cada año, 80% de las cuales ocurren en países considerados de ingresos bajos y medios.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México vive una crisis de salud pública por causa de la epidemia de Enfermedades No Transmisibles (ENT), lo cual se hizo más evidente a partir de la aparición de la pandemia ocasionada por el virus SARS CoV-2, en Wuhan, China.
Las consecuencias de la enfermedad ocasionada por el también llamado coronavirus resultaron altamente letales, particularmente para personas que tenían muy debilitado el sistema inmune, entre ellos quienes recibían tratamiento con quimioterapia, radioterapia o drogas inmunosupresoras y aquellas que padecían enfermedades crónicas degenerativas como diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares e hipertensión arterial.
Lenta progresión
Las ENT son consideradas afecciones de larga duración que se desarrollan con una progresión generalmente lenta, y que resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales.
Información difundida en junio de 2022 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), destaca que aquellas acaparan 71% del total de muertes anuales en el mundo y son la causa de defunción más importante con más de 41 millones de personas cada año, 80% de las cuales ocurren en países considerados de ingresos bajos y medios (32 millones).
Entre las principales, las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las causas de defunción con 17.9 millones cada año, seguidas por el cáncer con 9.0 millones, las enfermedades respiratorias que acumulan 3.9 millones y la diabetes que causa 1.6 millones de decesos. Asimismo, el tabaco cobra más de 7.2 millones de vidas al año (si se incluyen los efectos de la exposición al humo ajeno), y se prevé que esa cifra aumente considerablemente en los próximos años.
La ingesta excesiva de sal/sodio también contribuye a 4.1 millones de muertes anuales, mientras 3.3 millones se atribuyen al consumo de alcohol y otros 1.6 millones se deben a una actividad física insuficiente.
Crónica de una enfermedad anunciada
En México, exponen datos de la OCDE, las enfermedades crónicas representan 7 de las 10 principales causas de muerte, las dos más relevantes los padecimientos del corazón y la diabetes. El consumo y la exposición al humo de tabaco, el uso nocivo del alcohol, la inactividad física y las dietas malsanas, aumentan el riesgo de morir a causa de una de las ENT, que suelen manifestarse en los llamados factores de riesgo metabólicos, como tensión arterial elevada, aumento de la glucosa (hiperglucemia) y los lípidos en la sangre (hiperlipidemia), sobrepeso y obesidad.
A lo largo de los meses en que fuimos violentamente acosados por la epidemia de Covid-19, se observó fatalmente que la comorbilidad de las enfermedades crónicas mencionadas líneas atrás, fue el principal factor del mayor número de decesos acontecidos en nuestro país por el agresivo virus, y no, como mañosamente señalan los medios corporativos, el doctor Hugo López Gatell, quien encabezó al comité de salud que tuvo el encargo de rehabilitar en unas cuantas semanas el desastre que dejaron los políticos neoliberales y los traficantes de influencias en el sector salud, con el objetivo de contar con equipos, camas y personal especializado para combatir la pandemia, durante los largos meses que duró la más grave crisis sanitaria de que se tenga memoria en México.
Transición de riesgos
Hacia 2016, los investigadores Guadalupe Soto-Estrada, Laura Moreno-Altamirano, Daniel Pahua Díaz, del Departamento de Salud Pública, de la Facultad de Medicina de la UNAM, habían advertido ya del fenómeno de “transición de riesgos” en el estudio “Panorama epidemiológico de México, principales causas de morbilidad y mortalidad”, en el cual revelan que el patrón de enfermedades infecciosas y de deficiencias de nutrición de otras décadas, había dado paso a las enfermedades crónico-degenerativas como principal motivo de mortalidad en nuestra nación.
Así, apuntaron, las enfermedades del corazón encabezaban las fúnebres estadísticas al atribuírseles el 18.6% de las muertes registradas en 2014. Por su parte, la diabetes mellitus fue responsable del 14.8% de los decesos, mientras las enfermedades isquémicas abarcaban 12.7% y los tumores malignos el 12.1% del total de muertes. Y hasta el duodécimo lugar se ubicaban la influenza y la neumonía (transmisibles).
Las cifras de la tragedia
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México durante 2022 se registraron 819 mil 488 defunciones, de las cuales el 90%, es decir, 737 mil 539 se debieron a enfermedades y problemas relacionados con la salud: 200 mil 535, por enfermedades del corazón (24.5%); 140 mil 729 (2021), por causa de diabetes mellitus; y 87 mil 880 por tumores malignos.
En el primer caso, destacan las enfermedades isquémicas (reducción del flujo sanguíneo al corazón por bloqueo parcial o total de las arterias), seguidas por las hipertensivas y las relacionadas con la circulación pulmonar y otras enfermedades.
En cuanto al cáncer cervicouterino, se contabilizaron 3 mil 123 casos; en cáncer de mama se registraron 7 mil 931 defunciones; por enfermedades del hígado se suscitaron 39 mil 287 casos, mayoritariamente por origen alcohólico.
En el caso de enfermedades cerebrovasculares hubo 35 mil 300 muertes en el periodo; y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas se posicionaron entre las 10 primeras causas de defunción con 23 mil 414 personas. Las muertes por influenza y neumonía, ascendieron a 28 mil 332 casos.
La salud, víctima del presupuesto
La pobreza está estrechamente relacionada con las Enfermedades No Transmisibles (ENT). Las personas vulnerables y socialmente desfavorecidas enferman más y mueren antes que las de más alta posición social, porque en las más de tres décadas que gobernaron los priistas y luego los panistas neoliberales, tuvieron un acceso bastante limitado a los servicios de salud, debido a los desorbitados costos de la atención sanitaria a las enfermedades crónico degenerativas en servicios de salud privados, ya que a menudo se precisa de tratamientos prolongados y onerosos, que pueden agotar rápidamente los recursos de una familia.
“Esta situación generaba que el gasto de las personas para consultas, tratamientos y hospitalización, denominado gasto de bolsillo, alcanzara en 2002 el 52% del total del gasto nacional en esa materia”, destacaba este organismo. Este porcentaje contrastaba radicalmente con el promedio observado en los países miembros de la OCDE, que representaba tan sólo el 19% del mismo.
De acuerdo con la OCDE, tras 12 años de la implantación del Seguro Popular establecido por Vicente Fox en 2004, virtualmente como un negocio para gobiernos estatales y políticos inescrupulosos, el gasto de bolsillo en México constituía el 45% de los ingresos del sistema de salud y 4% del gasto de los hogares. Ambas cifras se encuentran entre las más altas de las que reportan los países miembros de esta organización de la élite económica mundial. Luego de obtener la información de tales fuentes, la investigación de la OCDE concluyó que el gasto de bolsillo en México no había disminuido luego de tres largos sexenios, “por la insatisfacción de los individuos con la calidad o la accesibilidad a los servicios que proporcionan las instituciones a las cuales se encuentran afiliados, lo que los lleva a buscar atención médica con proveedores privados”.
A más de tres lustros de su fundación, se confirmó que el Seguro Popular tenía mucho de simulación, poco de seguro y nada de derecho constitucional. Luego de ocho años, el gasto de bolsillo de la población no había disminuido ni un céntimo con respecto al año 2000, y tuvo un costo demasiado elevado para las familias más pobres en servicios médicos, medicamentos y atención hospitalaria, al representar casi la mitad de sus ingresos totales.
Continuará.