Raúl De la Rosa, el blues del senderista - Paralelo24 Skip to main content

“Como diría el demasiado célebre Toynbee: El blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión.” 

Por la revolución africana” (1964), Frantz Fanon.

Escribir acerca del libro de Raúl de la Rosa fue primero una forma de rendir tributo a la herencia y a la contaminación divina de todas aquellas sonoridades ajenas al mainstream, a la importancia en nuestros días post pandémicos, postindustriales, postultramodernos y megatecnológicos.

Sí, el néctar de los movimientos contraculturales que con la organización heroica de festivales de blues que se gestaron gracias a él a vaya contracorriente en la Ciudad de México tras la represión al movimiento estudiantil de 68, así como la satanizada jornada del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro.

Los años setentas y ochentas más allá del underground, siempre con el sentido de resquemor institucional. “Por los senderos del blues” de Raúl de la Rosa, compendio y periplos de compartimento exquisito como el viaje a Chicago tras la decisión de organizar aquella ya mítica primera incursión con este género en México como una “no empresa” organizadora de conciertos, nada menos que en la Sala Nezahuacóyotl de la UNAM, tiempos en que tal cosa representaba un salto al vacío.

Lo que Raúl comparte en esta serie de crónicas en su libro, es un fervor y un conocimiento de movimientos de resistencia desde el ámbito ritual de ese género asombroso. Se trata de una bitácora de hazañas guiada por la pasión melómana, hierofántica también, que refiere al carácter en primera instancia en un arquetipo primordial como el “griot”.

La lectura y análisis de Raúl De la Rosa es en realidad una propuesta decolonial, libertaria y sobre todo desoccidentalizada. Va siempre más allá de las fronteras de lo que podemos llamar crítica.

Como lucha y alma, la voz, acorde y ritmos elevados desde un ámbito terrenal son enmarcados en la narrativa de Raúl De la Rosa en una particular visión, gozosa sin duda, aguda y al mismo tiempo que configura una etnografía de la escena histórica de este género.

Árboles genealógicos, definiciones de distintas claves del ejercicio y lo asombroso y a veces hasta quirúrgico del virtuosismo de sus intérpretes.

Descripción y denominación técnica también de lo que en esencia es la articulación del clamor de origen por la tierra de donde se partió esclavizada comunidad, tras comunidad desde África en aquellos entonces hasta las regiones principalmente al sur de Estados Unidos de Norteamérica

El tema y análisis del aspecto de la racialización del trabajo del músico de parte de los poseedores de blancos de los medios dan un acento crítico al texto.

 “Los migrantes generan la historia” mencionaría el etnólogo francés Marc Augé en: “El final de la prehistoria de la humanidad como sociedad planetaria”. En el caso de los protagonistas de: “Por los senderos del Blues” de Raúl de la Rosa, serán los migrantes generadores, aquellos perseguidos liberados por la música, emancipadores emancipando los sonidos prohibidos, que  desde el medioevo en cuanto a  estructuras de dominio en la música religiosa, por ejemplo, coartaban eso que hoy en la sobremodernidad ya se nombra (también fino y puntual comentario de Raúl) o describe como en un montonsote de remates baratijas de almacén de temporada  como: World Music. Todas esas músicas, ese amplio espectro pluricultural del que escribe y comparte Raúl, no caben en el menú de consumo posmoderno. Su libro es una invitación a detenerse en el paisaje sonoro, siempre con sentido. Porque lo hay.

El blues también es aquí entendido como antídoto del colonialismo interno, parte de esa mirada está enfocada de manera importante en el arte de los márgenes y los no privilegiados.

En una entrevista, más bien plática, café trashumante, un sábado hace algunos meses me decía Raúl: No sé en qué consiste cuando tienes voluntad de algo, no dejas todos los días de caminar hacia ese algo. Darle la vuelta al trompo, eso es. Una y otra vez.

Me compartió las primeras coincidencias, las grandes coincidencias que, dirían las abuelas, existen justo para que los destinos se crucen en su primer viaje a Chicago, una extraordinaria locura y también viaje iniciático.

Con la memoria fresca y el decir que transporta, como si acabara de llegar en una máquina del tiempo de esos primeros viajes en búsqueda de los genios vivos y de las leyendas ya partidas, que decretarían su amplio devenir como promotor, gestor, y fascinado experto en las influencias que hoy nos acompañan del género. Raúl de la Rosa es una invitación a vivir plenamente la música, soltando los amarres y estereotipos que implican la belleza profunda de ese otro caballero que le acompaña diáfano, el blues.

Escucha a Raúl de la Rosa en:

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