Los intentos de describir, comprender y predecir los efectos del cambio climático son de suma importancia para la adaptación de las poblaciones a los entornos modificados.
El fin es la conservación de la biodiversidad y la identificación de las estrategias prácticas para reducir estos efectos, resultaría de mayor relevancia para hacer frente a la actual disminución de las especies. Dentro de estas estrategias, en primer lugar podemos encontrar aquellas encaminadas a la definición o la extensión de las áreas naturales donde habitan las especies.
Al preservar los ecosistemas a su vez lo hacemos con el hábitat, las especies, las poblaciones, los genes y las asociaciones que sostienen el mismo entorno. De continuar con la deforestación de los bosques tropicales, para el año 2100 podríamos terminar con hasta el 50% de las especies que existen hoy en día.
Por esta razón, es fundamental reconocer el valor de los diferentes ambientes. Cerca del 13% de la superficie terrestre pertenecen a áreas naturales, parques silvestres o reservas de la biosfera. Aunque esta estrategia podría considerarse ideal, su efectividad se ve afectada por el constante deterioro de las áreas protegidas, al aislamiento geográfico asociado con la actividad humana además que, no se incluyen todos los distintos tipos de ecosistema.
Con la intención de diseñar e implementar corredores y pasos para la dispersión de animales silvestres, se debe valorar también la posible interacción con nuevas especies a largo plazo así como el origen de nuevos tipos de ecosistemas. En algunos casos es común el empleo de la restauración ecológica por ejemplo mediante la reforestación aunque, debido al costo, suele ocurrir únicamente en sitios pequeños y bien definidos. Existen, en segundo lugar, estrategias relacionadas al manejo directo de las especies con mayor posibilidad de extinguirse.
Este manejo convencional generalmente se ha basado en enfoques de conservación dentro del hábitat. Sin embargo, puede ser costoso y más difícil de sostener, principalmente por la alteración de los componentes del ecosistema. En esos casos, se suele recomendar la translocación de animales a sitios donde se encuentren las condiciones favorables para su sobrevivencia, aunque su éxito es impredecible e incluso puede culminar con el fracaso o la extinción de las especies trasladadas.
Este tipo de intervención también se realiza con fines de mitigación cuando hay conflictos humanos por el contacto con las especies silvestres. El último recurso a corto plazo, es el establecimiento de poblaciones cautivas en especies que de otro modo, se extinguirían.
Se han descrito técnicas para la crianza y propagación de muchos animales: La información recuperada a partir de centros de conservación en cautividad como zoológicos, herpetarios y acuarios en aspectos de alimentación, reproductivos y de comportamiento benefician su mantenimiento y reproducción.
Aunque gran variedad de especies han sido reproducidas en cautiverio, diversos factores como la falta de espacio, el manejo, problemas de salud o dietas inadecuadas, la modificación de las conductas sexuales o la incompatibilidad de parejas pueden ser una dificultad a vencer, esta técnica de conservación resulta al mismo tiempo importante, pues promueven la educación y sensibilización por la interacción de las especies y en ocasiones generan recursos económicos para proteger el hábitat de las especies en exhibición.
Debido a la demanda de distintos recursos para los programas de mantenimiento, esta estrategia es poco viable a largo plazo, en el caso de que se llegara a exceder el número de especies amenazadas. Una alternativa puede ser la reintroducción de los individuos criados en cautiverio al hábitat de procedencia de la especie. Sin embargo, hay que tener en cuenta la readaptación al entorno silvestre pues de no garantizar la expresión de sus procesos fisiológicos, conductuales o la exención de nuevas enfermedades o depredadores, puede causar la muerte de los organismos.
En ocasiones eliminar los factores de estrés, permite la flexibilidad para la adaptación más puede resultar una acción muy difusa si se trata de una gama de factores distintos. En este nivel, los bancos de gametos se consideran una herramienta extrema para la conservación de material genético.
A pesar del uso potencial de las herramientas de reproducción asistida no ha sido implementada para la mayoría de las especies. Finalmente, las estrategias relacionadas con el monitoreo y planificación de programas sociales, pueden emplearse para modificar o ajustar las actividades para la conservación.
Esta estrategia recopila, analiza e interpreta información ambiental, pero pueden existir brechas significativas, siendo necesario el modificar los enfoques e incluso las leyes y regulaciones existentes incluyendo las proyecciones a futuro. Ninguna estrategia es óptima; cada una tiene circunstancias particulares en las que puede ser más o menos apropiado y requiere de la integración transdisciplinaria. La biología de la conservación es un área novedosa que requiere de acciones efectivas que nos permitan disminuir la velocidad en que nuestras acciones están afectando a la preservación de nuestra biodiversidad y por ende, nuestra existencia.