El mes de agosto es la época de siembra tanto de la cresta de gallo como de la flor de cempasúchil o flor de muerto, nombre que proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “ varias flores”.
Millones de productores comienzan a sembrar para que, a finales del mes de octubre, estén listas para la venta del 1° y 2 de noviembre, que son las celebraciones de Todos los Santos y Fieles Difuntos respectivamente, mejor conocidas como Día de Muertos. Las hermosas ofrendas para los muertos que “nos vienen a visitar” tienen como elemento característico, la flor de cempasúchil, aunque también la cresta de gallo se incluye en algunos elementos de la celebración.
La gran demanda de la flor de cempasúchil ayuda a la reactivación de la economía de los campesinos y el estado de Oaxaca está entre los 10 estados que cuenta con la mayor producción. Otras entidades productoras son: Estado de México, Puebla, Hidalgo, Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, San Luis Potosí, Morelos, Oaxaca, Ciudad de México y Durango.
La demanda ha aumentado debido a la variedad de usos que han sido desarrollados para esta bella flor mexicana, puede ser utilizada para fines ornamentales (especialmente en ceremonias religiosas), de igual manera se le atribuyen propiedades medicinales, se usa como complemento del alimento de aves de corral, para dar color a textiles y elaborar insecticidas.
Desafortunadamente, este año en el Istmo, la canícula ha sido agresiva pues no ha llovido lo suficiente para regar los campos donde se siembra la flor y por ende, se tienen que usar bombas sumergibles o de gasolina, para sacar agua de los pozos. Sin embargo, existen campesinos que no cuentan con estas bombas y tienen que esperar el temporal a modo, pues si no llueve, las flores mueren.
Una de las acciones que se están llevando a cabo para que el comercio nacional e ingresos de los productores no se vea afectado por estos cambios extremos de clima, es el programa “Sembrando Vida”, el cual tiene como objetivo la siembra de árboles frutales y maderables para atraer humedad de los suelos evitar la pérdida de producción de estas flores, además de dar apoyos para la compra de semillas.
De acuerdo con la Gaceta de la UNAM, los productores de zonas rurales de la Ciudad de México como Xochimilco, Atlixco y Tláhuac tienen que invertir cada año para comprar las semillas. “Hacemos el pedido desde el mes de mayo, tienes que depositar para que te lleguen las semillas” aseveró el entrevistado, Enrique Arroyo.
Este año, gracias al apoyo del programa gubernamental, Enrique y su familia tuvieron los recursos para invertir en más semillas, lograron producir 17 mil plantas, 4 mil más que en 2020, cuando debido a la pandemia y al cierre de panteones la caída en las ventas fue considerable, este año mantienen una actitud positiva y esperan ingresos mayores.