La conferencia matutina del 10 de junio hizo correr por todos los rincones del país una pregunta que rebasó las fronteras del territorio: ¿qué es Altán Redes? La respuesta surgió de voz del Presidente Andrés Manuel López Obrador: se trata de la empresa de conectividad recién adquirida por el Gobierno Federal y que cristaliza la posibilidad de que México cuente con Internet para todos, lo que es casi una realidad.
Hagamos un poco de historia. Altán surge en el año 2016, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, después de que se declarara desierta una licitación cuyo procedimiento establecería la creación de la Red Compartida. En ese contexto un grupo de empresarios, encabezado por Miguel Stuart Escobedo Fulda y Javier Martín Gallardo Guzmán, dueños de Comunicaciones Veta Grande convencieron a un grupo de inversionistas para crear lo que más tarde se constituiría como Altán Redes.
Poco tiempo después, en 2017, Altán Redes firma con el gobierno un contrato que lo declara como ganador del proyecto de licitación, lo que le hace acreedor a 7 mil millones de dólares para su desarrollo, cuyo plan era, además de cubrir las necesidades de conexión del 92% de la población mexicana y de los 111 pueblos mágicos reconocidos, establecería autosuficiencia para el país al ofrecer sus servicios a los mayoristas de servicios de telecomunicaciones en la llamada “última milla”.
Precisamente en esa representación simbólica que significó la última milla, las cosas se complicaron y empezaron los problemas para Altán Redes, pues los proveedores de servicios se negaron a cumplir con lo pactado, debido a que ya tenían fibra instalada en las ciudades donde ellos comenzaron el tendido: Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Celaya y Morelia. Así, estados como Oaxaca y Chiapas fueron sometidos a una espera interminable, lo cual fue evidente que fue debido a un error de planeación de Altán.
Sin lugar a dudas otra historia se contaría si los carriers hubieran prestado sus ya existentes tendidos en ciudades de gran densidad, a efecto de haber orientado los esfuerzos en lo verdaderamente importante: última milla. No obstante, el espíritu colonizador se destacó por su avaricia y la empresa mexicana se vio obligada a retroceder, empezar desde el punto cero en cada una de estas ciudades. El resultado fue más que obvio, pues mientras los costos se elevaron de manera desorbitante y los tiempos se hicieron inalcanzables, la empresa mexicana no pudo cumplir con lo establecido en el contrato.
Se esperaba entonces que, para enero del 2022, el 85 de la población contara con el servicio de internet prometido y, sin embargo, un año antes apenas había logrado llevarlo a 80 pueblos mágicos con un 69.58% de cobertura total. Por si la situación no fuera lo suficientemente devastadora para Altán, para el segundo semestre de ese 2021 la empresa entraba en Concurso Mercantil con la intención de lograr renegociar sus deudas con los acreedores, entre los que se encontraban empresas como Nokia, Huawei, Banobras y Nafin.
Así las cosas, para septiembre del 2021, y bajo la figura de Debtor in Posession, la empresa obtuvo un nuevo crédito por 50 millones de dólares, al tiempo que la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador consolidaba la ampliación del proyecto para llevar el internet a los más necesitados del país, bajo el principio de “Internet para todos”; cuya ambiciosa visión puso en el centro a una población que habían sido relegada y lanzada al olvido durante las administraciones pasadas.
Resulta ilustrativo tratar de entender que precisamente es la diversidad geográfica del territorio nacional una de las principales razones por las que empresas como Telmex o AT&T, con todo y sus promesas de inversión, decidieran no salir del contorno de las grandes ciudades. Para dichos consorcios, tirar línea y crear esa última milla resultaba muy caro y poco redituable, lo que los llevó a asegurar que su inversión sumaría pocos clientes y, peor aún, de bajos ingresos; por lo que tomaron la decisión, con la mano en la cintura, que esas poblaciones no eran merecedoras a estar comunicadas y conectadas.
En contraste, el proyecto “Internet para todos” coloca en el eje de la satisfacción de necesidades de conexión a las poblaciones más desfavorecidas, bajo la premisa que son éstas las que requieren estar conectadas con prioridad, para facilitar que tengan acceso a más servicios de gobierno como salud, educación, seguridad y bancarización. Con todo esto en mente se tomó la decisión que el plan de conexión de Altán Redes se extendiera de 2024 hasta el 2028.
Desde finales del 2021 es que empiezan a alcanzarse resultados precisos, pues un gran número de Operadores Virtuales Móviles (OMVs) se montaron en dicha red, además de 1.1 millones de suscriptores de internet inalámbrico. Lo anterior fue posible, cabe señalarlo, gracias a las empresas que han aceptado contratar a Altán como su proveedora mayorista y que ofrece la alternativa de sumar una base mayor a la que alcanzan Sky, AT&T o Dish.
Para respaldar el desarrollo de Altán, pues sus grandes esfuerzos y acciones innovadoras no le han alcanzado para salir de la crisis y pagar los casi 30 mil millones de pesos que tiene en deuda para continuar el proyecto, el pasado viernes 10 de junio, previo a la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador, instituciones de banca de desarrollo, organismos privados y accionistas, entre otros actores financieros otorgaron a la empresa un nuevo crédito por 388.1 millones de dólares; lo que sin duda representa un gran respiro para la empresa y una oportunidad única para conectar a México.
Como en cualquier adquisición se espera que la empresa pase por una etapa de reestructuración, empezando por el cambio de presidente (Bernardo Sepúlveda Amor, miembro del PRI, partido por el que fue nombrado secretario de Relaciones Exteriores durante la administración Vicente Fox). En este marco se rumora ya que quien tomará el cargo es Carlos Lerma Cotera, Coordinador de la oficina del secretario de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O. La elección parece coherente si se toma en cuenta que lo primero que necesita Altán es una administración que la lleve a superar rápidamente las deudas, haga de ella una empresa productiva y, lo más importante en términos de gestión pública, logre consolidar la conectividad para las poblaciones más necesitadas del país.
Finalmente es fundamental que, al mismo tiempo, se ubique dentro del Consejo a alguien verdaderamente experto en Tecnologías de la Información y la Comunicación, pues es inminente la migración al 5G y la actualización al WiFi 6.