El trabajo fotográfico de Norma Patiño se ha gestado desde hace muchos años con la mirada atenta y la práctica fotográfica como revelación de la máscara.
El fotógrafo neoyorkino Richard Avedon dijo “Un retrato fotográfico es una foto de alguien que sabe que está siendo fotografiado, y lo que hace con este conocimiento forma parte de la foto tanto como lo que lleva puesto o la manera en que se ve.
Está involucrado en lo que está pasando y tiene un cierto poder real sobre el resultado”. El retrato como el arte de la fisiognomía para desvelar personas o sea quitar máscaras desde el instante, ha sido para Norma Patiño un arte de capturas contundentes.
Ella ha trazado una ruta con los rostros y selecciona el que devela o pone en evidencia el alma de los retratados.
Ella puede decir que no sólo los conoce de vista sino de cuerpo entero e interno detrás de las apariencias que no engañan a la fotógrafa sagaz.
“El retrato –escribe Andrés de Luna— está lejos de mostrar una identidad. Es en sí mismo una paradoja”. Porque ese rostro no es el mismo antes o después del accionar del obturador.
Pero el momento, el instante, es la huella mágica digital detenida en el tiempo. Y eso es lo que Norma ha atrapado: no al instante, sí a la conjunción anímica. Y mucho antes de este involucramiento, Norma Patiño ponía almas al desnudo en cuerpos abiertos a la mirada lúbrica. Desde su ojo artístico recorría otras capas de piel sensible.
Aún se recuerdan sus imágenes que ilustraron la famosa columna del gran Andreas der Mond en el “Sábado” de Huberto Batis y los cuerpos íntimos e intensos, presentes en algunas páginas del libro Erotismo: la otra orilla del deseo (la edición de Grijalbo, no la de Tusquets), del narrador y erotómano Andrés del Luna. Sin embargo, el retrato fue su atracción natal.
Mirar, escudriñar, calcular, sin calcar, el rostro y las pasiones que se dibujan en cada comisura, en cada mirada y el atuendo que los acompaña, de artistas y amigos. Estos pueden verse en el libro Las costumbres del rostro UAM-Azcapotzalco, 2001). Este libro marca su itinerario hacia el horizonte caído del retrato. Saltar de la pose al peso del rostro con sentido más allá de la actuación frente a la cámara.
Después de su larga labor destacando el retrato, Norma Patiño se dio a la tarea de trabajar proyectos en comunidades indígenas y encontró su enfoque y confluencia: compromiso social y visión artística.
Ha participado como activista en la lucha contra la violencia de género, en diversos planes y planos: “Mujeres por mujeres en resistencia” en México, España y Francia, y “La manta de curación”.
Ahora, dentro del marco de la iniciativa “16 Días de Activismo contra la Violencia de Género”, que inició el 25 de noviembre, se inauguró en el Museo Archivo de la Fotografía (MAF), la exposición “Miradas y aleteos”, una muestra que, a través de retratos, denuncia diferentes tipos de violencia que sufren las mujeres.
Este proyecto nació ante la pregunta “¿Qué están haciendo las mujeres por otras mujeres para combatir la violencia?” Para lo que Patiño investigó, como parte de su tesis doctoral, distintas posturas femeninas sobre esta problemática ancestral que las aqueja para reflejar, desde el arte, el compromiso que han asumido diferentes artistas visuales, cineastas, periodistas culturales, fotógrafas y activistas.
“En cada uno de estos retratos hay una investigación, una entrevista, una exposición de motivos por los que cada una de ellas está trabajando en esta lucha. Muchas de ellas tienen una historia que quizá no la tenían en mente, mientras que otras sí están denunciando abiertamente sus problemáticas personales”, indicó Norma Patiño.
A través de un diálogo grabado en video y posteriormente con un retrato, la fotógrafa Norma Patiño busca generar conciencia y llamar la atención a través de las voces, los testimonios y las acciones de estas mujeres.
Los primeros retratos datan de 2018, cuando Patiño comenzó este proceso artístico-documental en México, sin embargo, en 2019 y 2020 llevó su cámara a España y posteriormente, en 2023, tras la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, continuó con su trabajo en Francia.
En estos seis años ha fotografiado a diversas figuras como las artistas Maryse Sistach, Carmen Mariscal, Mila Sarti, María Gimeno, VicOh, Nayeli Benhumea y Elsa Koren. A fotógrafas como Patricia Aridjis, Bárbara Peón y Lorena Velázquez.
A investigadoras como Aurore Évain y Amor Teresa Gutiérrez, y activistas como Marta Lamas, RoMa González y el Colectivo de Mujeres Magnitud Zero, entre muchas otras.
“Busqué a mujeres que estuvieran trabajando a favor de otras mujeres para apoyar sus luchas personales en contra de la violencia de género, ese es el propósito de la serie en la que ya son más de 40 mujeres que he ido rastreando por la vida, lo que no es fácil porque son muy talentosas en sus ámbitos, pero también porque están trabajando por estas luchas contra la violencia”, dijo la fotógrafa.
“Miradas y aleteos” estará abierta al público hasta el domingo 12 de enero de 2025 en la recepción del Museo Archivo de la Fotografía. Del cuerpo al rostro y del rostro al rastro de la violencia.
Así ha sido la ruta visual de Norma Patiño.