Zapata en el Caribe - Paralelo24 Skip to main content

La semana pasada, del 19 al 21 de noviembre, mi amigo historiador Édgar Castro Zapata, bisnieto del general Emiliano Zapata, presentó su libro, en Quintana Roo, se titula “Zapata: testimonios de la Revolución del Sur”, tuve el honor de ser el comentarista.

El 19 estuvimos en el Planetario “Sayab”, de Playa del Carmen, gracias a la gestión de su director Santos Salazar, se tuvo la asistencia de 100 estudiantes de secundaria, y 50 de nivel medio superior.

Para mí, fue algo nuevo hablar de la historia de México, frente a jovencitos de esa edad, que en todo momento nos pusieron atención.

Agradezco el apoyo de Guillermo Alpuche, quien es parte del plantel del planetario. El 20 de noviembre, lo escogí por ser el día que se celebra la “Revolución Mexicana”, para que Édgar saliera en el desfile conmemorativo, de Bacalar, junto al presidente municipal “Chepe” Contreras, ambos a caballo (a quien le agradezco su apoyo). Por cierto, el ejército de Zapata se levantó en armas hasta el 10 de marzo de 1911.

Previamente, todos integrantes del ayuntamiento, le rendieron homenaje a la bandera, donde estuve presente, y fue algo nuevo también para mí, porque ahí estaban niños de diferentes escuelas primarias.

Así rompimos con el “centralismo”, porque no todos los desfiles son en la capital del país.

Cuando concluyó el desfile, presentamos el libro, en la palapa del parque, de Bacalar, quiero agradecer la conducción de Geneva González, quien fue la maestra de ceremonias, siempre muy atenta y profesional; lo mismo que las atenciones de Ramón Padilla, Secretario de Educación municipal, así como a Felipe Nicoli, de la misma dependencia; sin dejar de mencionar a Pablo Prieto.

Ahí platiqué con Pablo Quiroga, quien ha sido el director de la policía municipal, él es de Morelos, y “zapatista”, incluso, me contó que su bisabuelo, trabajó en los gobiernos posrevolucionarios, en la cartera de “Guerra y Marina”.

La figura de Zapata estaba muy viva en el sur de Quintana Roo. Ese mismo día, también presentamos el libro en la Cámara de Diputados local, en Chetumal, agradezco la conducción de Xomara Navarro, quien también nos confesó que es “zapatista”, a pesar de haber nacido en Coahuila, lugar donde anduvo combatiendo Pancho Villa, ella es la directora de la biblioteca del Congreso.

Agradezco las atenciones de la diputada de Morena, Jeny Rubio, y de su secretario Jaffet Elenes, quienes organizaron esa presentación y creyeron en mi proyecto de fomento a la lectura.

Igualmente, participaron los diputados de Izquierda Saulo Aguilar y Jorge Sanen.

Acerca del libro, resalté tres aspectos: el primero, es el testimonio de quien fuera secretario particular de Emiliano Zapata, de nombre Serafín Robles, él cuenta del encuentro que sostuvieron Francisco I. Madero y Zapata, en Cuautla, el 18 de agosto de 1911, donde Madero le pide el licenciamiento (que depusiera las armas) a Zapata, y, además, le ofreció 50 mil pesos, (o lo que pidiera) y una hacienda en Veracruz.

Por lo que el morelense se molestó y le respondió –“Yo me levanté en armas para que les dé a los pueblos lo que es suyo; y sepa señor Madero que, a mí, y al estado de Morelos, nos cumple usted lo que nos ha ofrecido, o a usted o a mí, nos lleva la … y allí soltó una interjección”.

Enseguida Zapata se fue con su gente, dejando solo a Madero. Recordemos, que después, el “Ejército Libertador del Sur”, de Zapata, proclamó el “Plan de Ayala”, redactado por el profesor Otilio Montaño, el 28 de noviembre de 1911, en donde consideran a Madero un traidor, porque no les devolvió las tierras a los campesinos, que tanto les prometió.

Recomiendo unas películas de María Félix, sobre esa época: “Enamorada”, donde los campesinos toman las armas en Cholula, Puebla, para unirse al ejército de Emiliano Zapata. La fotografía de Gabriel Figueroa es brillante, y más cuando le toma el bello rostro a María Félix, en una escena, y abarca toda la cámara.

“La Bandida”, donde unos militares federales maderistas, les exigen que depongan las armas, a unos revolucionarios villistas y a otros zapatistas, se rehúsan y son castigados, luego se enamoran de la Bandida.

La otra película es “La Escondida”, donde un hombre pobre, se vuelve soldado federal maderista, pero se da cuenta de su error, y al final se une a las filas del ejército de Emiliano Zapata, con quien se siente identificado por su lucha agraria.

El segundo aspecto del libro, es que, el gobierno de Estados Unidos, le ofreció armas y dinero a Zapata, a cambio de algunas concesiones, según relata Robles, particular de Zapata, pero el revolucionario se negó, a pesar de que lo trataron de persuadir su hermano Eufemio, y el profesor Montaño.

En cambio, recordemos, Carranza sí le pidió a Estados Unidos, que lo reconocieran como Presidente, a cambio de recibir armas, y dejó que militares gringos, persiguieran a Pancho Villa en territorio mexicano, después de que él y sus revolucionarios, ingresaron a territorio estadunidense, e invadieron Columbus, Nuevo México, al final, nunca lograron capturar al Centauro del Norte.

Eso nos lleva al tercer aspecto del libro en cuestión: Carranza siempre intentó asesinar a Zapata, y lo logró, por medio del coronel Guajardo, quien traicionó a Zapata, al hacerle creer que lo apoyaba y al final lo asesinó en Chinameca, el 10 de abril de 1919. Eso lo presenció el coronel zapatista Gonzalo Carrillo Cerón, y su testimonio, viene en dicha publicación.

Recordemos que Carranza era un sádico, y por eso, también mandó asesinar al general Felipe Ángeles, mediante un consejo de guerra injusto, fue fusilado el 26 de noviembre de 1919, Felipe era un militar de carrera, (director del heroico Colegio Militar), artillero, quien luchó junto a Madero, respetó a los zapatistas, y luego se pasó a la División del Norte de Pancho Villa, siendo respetado por su vocación humanista. El nuevo aeropuerto AIFA lleva su nombre en su honor.

Recomiendo la película “La Cucaracha” con María Félix, donde la trama es de unos revolucionarios, seguidores de Pancho Villa, que al final, mencionan brevemente. “la toma de Zacatecas”, de la que Felipe Ángeles formó parte.

El 21 de noviembre, presentamos el mencionado libro, en la Escuela Normal de Maestros “Javier Rojo Gómez”, en Bacalar, y así concluyó la gira de Zapata por el Caribe. Nos faltó tiempo, pero nos sobró el cariño de la gente del caribe mexicano. Los libros se agotaron.

Ese día, pero de 1922 murió Ricardo Flores Magón, en una cárcel de Estados Unidos, se dice que lo asesinaron. Él fue el precursor de la Revolución Mexicana, mediante sus artículos en el periódico “Regeneración”, pedía tomar las armas contra el dictador Porfirio Díaz.

Recomiendo el libro “Magón, un anarquista en la Revolución Mexicana”, de Armando Bartra. Por cierto, los magonistas escribían “¡Tierra y Libertad!” que retomaron los zapatistas, se dice que esa frase viene de los anarquistas rusos del siglo XIX.

El 4 de diciembre de 1914, Emiliano Zapata se encontró con Pancho Villa, en Xochimilco, que siempre ha sido tierra zapatista.

Paul Romero, tesorero del ayuntamiento de Bacalar, me contó que su abuelo era de Milpa Alta, pueblo revolucionario, por eso, me acordé de mi amigo Manuel Garcés, cronista de ese lugar, – quien me pidió escribirle el prólogo de su nuevo libro sobre Zapata, y será un honor-, cuenta un poco sobre el zapatismo en Milpa Alta: “Fue el 10 de abril de 1911, cuando Emiliano Zapata y su tropa entran por primera vez a Milpa Alta por el pueblo de Santa Ana Tlacotenco, dirigiéndose a los campesinos en lengua náhuatl, a quien los convence a unirse a luchar contra el régimen porfirista y sus aliados terratenientes.

Después de varios combates, los zapatistas controlaron los pueblos, donde deciden ratificar el “Plan de Ayala”, el 19 de julio de 1914, en el poblado de San Pablo Oztotepec.

A la muerte de Emiliano Zapata el “Plan de Ayala”, es reformado en Milpa Alta, el 6 de agosto de 1919 con el lema: “Reparto efectivo de tierras o muerte”.

El nombre del general Emiliano Zapata se encuentra grabado en escuelas públicas, avenidas y calles. Además, de estatuas y bustos donde es recordado en su natalicio, su asesinato, y el 4 de diciembre de 1914”.

Concluye Manuel Garcés, quien también es profesor de historia, en Tecomitl, de la Vocacional del Poli (IPN). Y de Tecomitl, también es originaria Aline, quien actualmente vive con su pareja Enrique, en Xul-Ha, una laguna pegada a Bacalar, son guías de turistas en ecosistemas, manglares y arrecifes.

Ellos también saludaron a Édgar Castro Zapata, y le mostraron un archivo de fotos históricas de la Revolución Mexicana, entre ellas, aparece el general constitucionalista Pablo González, en Morelos, casi tres años antes del asesinato de Zapata, esa es una prueba fehaciente de que Venustiano Carranza, planeó con anticipación, la muerte del revolucionario morelense.

El 6 de diciembre de 1914, los ejércitos de Villa y Zapata, entraron a caballo por la Ciudad de México, y tomaron el Palacio Nacional. De ahí viene la foto famosa, donde Villa está sentado en “la silla presidencial” junto a Zapata, quien no quiso sentarse ahí, porque decía que esa silla volvía malos a los hombres.

Esos días, la prensa conservadora así como los ricos catrines, aristócratas y burgueses, se escandalizaron al ver en las calles, a los rebeldes campesinos villistas y, sobre todo, a los “salvajes” zapatistas, de piel morena, de huaraches, ropa de manta y sombrero, -con ellos me identifico-, porque fue cuando los revolucionarios pobres tomaron el poder para el pueblo.

Aunque sea por un instante, fue el momento más hermoso de la Revolución Mexicana.

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