La justicia en el mundo también necesita reformas urgentes pues hay casos de ilegalidad evidentes que nos son castigados o y menos aún que las leyes acoten un poder surgiendo omnímodo y sin límites.
Al reciente caso del juicio emitido por la Organización de las Naciones Unidas contra el presidente de Israel por el tema de la injusta guerra en el Pérsico, se agrega ahora el caso de Estados Unidos, donde un Fiscal especial retira cargos contra Donald Trump ante su regreso a la Casa Blanca y los casos por retener documentos clasificados e intentar revertir el resultado electoral de 2020 serán desestimados.
El fiscal especial Jack Smith decidió abandonar ayer dos casos penales contra Donald Trump, al reconocer que el regreso del magnate a la Casa Blanca impedirá los intentos de procesarlo penalmente por retener documentos clasificados o tratar de anular su derrota electoral de 2020.
La decisión era inevitable, ya que una añeja política del Departamento de Justicia establece que los presidentes en funciones no pueden enfrentar procesos penales. Fue el final de un capítulo sin precedente en la historia política y judicial del país, ya que los funcionarios federales intentaron que un ex gobernante rindiera cuentas ante la justicia mientras se postulaba a otro mandato.
Trump emerge indiscutiblemente victorioso, tras haber retrasado con éxito las investigaciones por medio de maniobras legales y luego ganado la relección, a pesar de las acusaciones en su contra por actos que se consideraron una amenaza para los cimientos constitucionales del país.
El actual presidente norteamericano, como siempre, sólo niega acusaciones pues, afirma, están huecos, no se apoyan en la ley y nunca deberían haberse presentado.La jueza en el proceso por el tema electoral, Tanya Chutkan, concedió la solicitud de desestimación de los fiscales.
En el caso de los documentos clasificados ocurrió lo mismo. El resultado deja claro que, cuando se trata de un presidente y de acusaciones criminales, nada supera el veredicto de los propios votantes.
En documentos judiciales, el equipo de Smith enfatizó que la decisión de poner fin a sus procesos no era un reflejo del mérito de los casos, sino un reconocimiento del escudo legal que rodea a cualquier comandante en jefe. Dicha restricción es categórica y no depende de la gravedad de los delitos que se imputan, la solidez del argumento del gobierno o los méritos para ser procesado, mismos que el gobierno defiende por completo, escribieron los fiscales.
Explicaron que el regreso de Trump a la Casa Blanca pone en conflicto dos intereses nacionales fundamentales y convincentes: por un lado, el requisito constitucional de que el presidente no debe estar indebidamente obstaculizado de cumplir con sus responsabilidades importantes… y por el otro, el compromiso de la nación con el estado de derecho.
Ante esta situación, la Constitución requiere que este caso sea desestimado antes de que el acusado sea investido, concluyeron. El equipo de Smith aseveró que dejaba intactos los cargos contra dos coacusados en el caso de los documentos clasificados –el asistente personal de Trump, Walt Nauta, y el gerente de la finca Mar-a-Lago, Carlos De Oliveira– porque ningún principio de inmunidad temporal se aplica a ellos.Steven Cheung, director de comunicaciones de la Casa Blanca designado por Trump, declaró que los estadunidenses desean un fin inmediato a la politización de nuestro sistema de justicia.Trump ha dicho durante mucho tiempo que las investigaciones están motivadas políticamente, y ha prometido despedir a Smith tan pronto como asuma el cargo en enero.
Al desestimar el caso, Chutkan reconoció la solicitud de los fiscales de hacerlo sin considerarlo cosa juzgada, lo que plantea la posibilidad de que pudieran intentar presentar cargos contra Trump cuando termine su mandato. Escribió que esto es congruente con la comprensión del gobierno de que la inmunidad otorgada a un presidente en funciones es temporal, y expira cuando dejan el cargo.
Pero tal movimiento puede ser anulado por el periodo de prescripción, y Trump también puede intentar perdonarse a sí mismo mientras esté en el cargo.
Algo está pasando con la ley aquí, allá y en todo lugar.