Emergencias climáticas deben poner en alerta al mundo - Paralelo24 Skip to main content

Inundación en Valencia y sequian en el Amazonas. El clima y sus variantes son noticia constante. Las prevenciones cotidianas de si habría que salir bien abrigado, con sombrilla o con protector solar han dado paso a situaciones de mayor calado, más allá de lluvias que entorpecen el tránsito, bancos de niebla que retrasan vuelos o deslaves que impiden las comunicaciones por carretera. 

El clima no sólo es noticia sobre estados del tiempo. El clima son variaciones ambientales que incluyen defensa de recursos naturales y devastación ecológica por contaminación y saqueo.

Todo ello trae un desequilibrio en la piel del planeta que la va alterando debido a las fuertes sequías o los potentes huracanes o las poderosas inundaciones. 

Los desastres no tienen fronteras. Nos llegan noticias de cataclismos naturales locales, regionales, nacionales, continentales que van destruyendo y alterando  regiones y cobrando víctimas y alterando geografías.  

Dos desastres son preocupantes en estos momentos. El más publicitado es la inundación en Valencia, España, que ha cobrado cientos de muertos, desaparecidos y miles de damnificados.

Como ha venido sucediendo constantemente en el mundo, recientemente hace unas semanas en el sureste de México, y los videos dan cuenta de ello más que las palabras. 

Los habitantes de Valencia fueron afectados por la Depresión Aislada en Niveles Altos, DANA o “Gota fría” que provocó una tormenta de lluvias torrenciales acompañadas de fuertes vientos y tornados que afectó una amplia zona del sur y el Este del territorio español, lo que produjo el desbordamiento de varios ríos y barrancos en una vertiente mediterránea, favoreciendo inundaciones veloces e intempestivas y catastróficas, afectando además las provincias de Albacete, Cuenca, Almería, Málaga, Córdoba, Sevilla, Huelva, Cadis, Zaragoza y Teruel. Esta inundación es señalada como la peor catástrofe natural de la historia de España. 

En pocas horas cayó en algunas zonas el equivalente a un año de lluvia, lo que provocó grandes riadas que arrasaron localidades enteras, dejando atrapadas a miles de personas.

Dada la dimensión de la tragedia, considerada una de las catástrofes naturales más graves de la historia reciente de España, se han declarado tres días de luto en el país europeo. 

La noticia climática que debería publicitarse, no menos catastrófica pero de dimensiones invisibles que tarde o temprano ocuparán la atención mundial es la tremenda sequía en el Amazonas. 

En diciembre del 2023, durante la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28 CMNUCC) en Dubái, se anunció que la población de la Amazonía en Brasil sufría los impactos de una sequía extrema. 

A un año de eso, la sequía se acentuó y ha dejado a varias comunidades –cuya movilidad depende del nivel de los ríos—, aisladas, con consecuencias económicas y sociales graves para los moradores de Nova Esperança, en la tierra indígena de Barreira da Missão, Tefé, Estado de Amazonas.

Como señaló Jochen Schöngart, investigador en el Instituto Nacional de Investigación (INPA), asistente a dicha conferencia, advirtió que la sequía podría intensificarse. Dichas proyecciones se han cumplido a un año de haberse vaticinado. En este año hay una destrucción masiva en la región brasileña. 

Los bosques amazónicos ofrecen servicios ambientales indispensables no solo para la región, sino para todo el mundo. La regularidad de las lluvias, fundamental para muchos sistemas de electricidad, el suministro de ciudades, industrias y agricultura, es solo uno de estos servicios. 

Los ríos Iriri y Xingú, que alimentan la importante hidroeléctrica de Belo Monte, se encuentran “por debajo de los niveles mínimos para esta época del año”, según la Agencia Nacional de Aguas (ANA), que declaró una “situación crítica de escasez de recursos hídricos” en la zona.

Belo Monte genera el 11% de la energía del Sistema Integrado Nacional y registra “caudales naturales considerablemente inferiores a los observados en 2023” y “cercanos al mínimo histórico”, según la entidad.

“Los escenarios hidrometeorológicos para este año indican la posibilidad de que se alcancen niveles aún más críticos” a finales del año, alertó la DANA y la declaratoria de “situación crítica” estará vigente hasta el 30 de noviembre. 

Unos 900 kilómetros al oeste, en el estado de Amazonas, el nivel del río Solimoes bajó a apenas tres metros en el municipio de Manacapuru, un récord histórico según la Defensa Civil. 

La selva amazónica, un ecosistema crucial para la regulación del clima, ha sido uno de los biomas más castigados por la sequía en Brasil.

La ausencia de precipitaciones ha favorecido la propagación de incendios forestales en la Amazonia, que vive la peor ola de conflagraciones de las últimas dos décadas, según el observatorio europeo Copernicus.  

Expertos aseguran que estos eventos climáticos se hacen cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático. Los efectos negativos de la degradación de este bioma repercutirán tanto en Brasil como en el resto del mundo.

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