En un brutal recordatorio de la violencia que afecta a Chiapas, él sacerdote Marcelo Pérez fue asesinado, cuando hombres armados a bordo de una motocicleta se acercaron a su vehículo y abrieron fuego, dejándolo sin vida.
El sacerdote Marcelo Pérez quien fuera conocido por su papel como líder religioso y activista en defensa de los derechos humanos y de las comunidades indígenas.
Trabajo en áreas marcadas por conflictos sociales y territoriales, y se ha destaco como un mediador en situaciones de violencia y tensión en la región.
En un acto tristemente habitual en México, los atacantes huyeron de inmediato tras disparar a su objetivo.
Marcelo Pérez había denunciado públicamente las amenazas de muerte que recibía y que le habían puesto precio a su vida, señalando en sus últimas declaraciones que no tenía protección alguna más allá de su fe y su compromiso con los más vulnerables.
El sacerdote mostro su rechazo a la violencia que impera en la región y la constante persecución que enfrentaba.
La violencia en Chiapas ha alcanzado niveles alarmantes, en un estado que hasta hace algunos años había logrado mantenerse en gran medida al margen de los conflictos del crimen organizado.
Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente, afectando a poblados enteros que ahora viven bajo la constante presión de grupos armados.
La presencia de organizaciones criminales, que buscan controlar territorios y someter a la población a trabajos forzados, ha provocado el desplazamiento masivo de chiapanecos, quienes huyen de la inseguridad en busca de protección.
A finales de julio, esta ola de violencia generó una severa crisis humanitaria en la región fronteriza con Guatemala. Decenas de personas cruzaron a pie al país vecino, intentando escapar de las balas y las amenazas.
La inseguridad y la inestabilidad en estas comunidades rurales han dejado a familias enteras en una situación de vulnerabilidad extrema, sin acceso a sus tierras ni a un lugar seguro donde asentarse.
La muerte del sacerdote Marcelo Pérez se suma a una larga lista de tragedias que aquejan a Chiapas, donde la impunidad y la falta de protección para líderes sociales y defensores de derechos humanos permiten que este tipo de crímenes queden sin castigo.
A medida que los grupos criminales avanzan y las autoridades parecen incapaces de frenar esta espiral de violencia, las comunidades chiapanecas quedan atrapadas en un escenario de abandono y represión criminal.
Activistas y líderes sociales han exigido respuestas claras del gobierno y de las autoridades de justicia para proteger a quienes, como Marcelo Pérez, buscan construir paz en medio del conflicto.
El asesinato de este líder comunitario muestra una vez más la falta de seguridad en Chiapas, donde el precio de alzar la voz contra las injusticias, puede ser la vida misma.