Cuatro veces el mismo árbol: el nuevo libro de José Manuel Mateo - Paralelo24 Skip to main content

El pasado 3 de octubre, se presentó en la librería Círculo de Poesía en Coyoacán, el libro del poeta José Manuel Mateo: Cuatro veces el mismo árbol.

Contraria a las librerías en general, donde la sección de poesía está púdicamente arrinconada y con escasos y clásicos ejemplares, en este lugar la secciones mínimas son para el ensayo y la narrativa. Los demás anaqueles de esta breve librería contienen variada lírica; moderna, clásica y de distintos países.

Vivir, escribir, editar o acompañar a un poeta en el lanzamiento de su más reciente libro, nos libra de vivir instalados en la desesperanza y saber que hay lectores esperanzados en una pasión: la poesía en sus diferentes presentaciones físicas y anímicas.

La inmensa minoría de lectores de poesía se hizo presente. Entre ellos se encontraban los poetas Luis Cortés Bargalló y Luis Cervantes-Ortiz. Y desde luego se hizo presente la lectura.

Dentro del juego de la lectura, elegir ésta actividad es decidirse por uno de los juegos más interesantes dentro de la ludoteca de libros. Y decidirse por el juego infinito de la poesía es vivir en la relectura constante más allá de la suerte. Pues, parafraseando a José Emilio Pacheco, digamos que no tiene principio la poesía, la encuentras donde la hayas por vez primera, y te sale al encuentro por todas partes.
José Manuel Mateo (CDMX, 1970) no sólo es poeta sino también ensayista, dado su grado académico de doctor en letras especializado en la obra de José Revueltas, de quien ha publicado En el umbral de Antígona: notas sobre la poética y la narrativa de José Revueltas, Lectura y libertad.

Hacia una poética de José Revueltas, José Revueltas. Iconografía, Tiempo de Revueltas, uno: la nación ausente (José Revueltas y Daniel Cosío Villegas), Tiempo de Revueltas, dos: la discordia proletaria (José Revueltas y Ricardo Flores Magón), Tiempo de Revueltas tres: un mundo en sufrimiento: José Revueltas y Pablo Neruda, Tiempo de Revueltas cuatro: nota roja y sentido trágico (La firma de José Revueltas), entre otros, y además de algunos cuentos para niños.

Sin embargo, como buen poeta que es, tiene en su alforja varios libros infinitos, es decir, de poemas. Entre ellos, dos antologías para leer y acariciar: Sendos placeres (en colaboración con el poeta Leopoldo Cervantes-Ortiz) y El poeta esteta. En este último libro, se anuncia el cuaderno 13 poemas contra el polvo.
Debo incluir el breve cuaderno Cierta voz, poemario breve donde se anuncia lo que considero el mayor logro poético para un lector perezoso, pero de relecturas poéticas, su brevedad e intensidad.

Esa voz ha madurado y aquella fue el inicio que deja la impronta de sus antecedentes poéticos que lo harán militar en el gremio de los autores de libros infinitos.

La brevedad es una de las distinciones versiculares de José Manuel, composiciones un tanto orientales si no fueran más extensos que un haikú; aunque su expresión literaria es un vaivén de versos que va del aforismo, pasa por el haikú, circunda uno que otro palíndromo y se extiende, mejor dicho se estrecha, haciendo una vereda poética de proporciones imaginativas. De esas lascas surge esa voz desganada en escala musical de voces.

Digo tu nombre tres veces/ porque temo que no vengas/ digo tu nombre tres veces/ escúchame/ palabra.

Desde Cierta voz Mateo nos avisa de su oficio de árbol. Y privilegia esta forma estrecha del verso, vertical, a la manera de Roberto Juarroz que en columnas de ecos asciende en el descenso de la lectura para explorar y explotar en un ramo de verdes verdades.

En Cuatro veces el mismo árbol (Editorial Cuatro Lunas. México, 2023), el poeta se aclara y se decanta o se desgrana en voces, con más aire. Si en Cierta voz hubo una miscelánea de asuntos, en Cuatro veces el mismo árbol los poemas ruedan. Las pausas son numeradas y las secciones son sólo dos: Cuatro veces el mismo árbol, con una “Coda a una mano izquierda”, y En este cuerpo hay una casa.

El mítico símbolo del árbol, “símbolo de la vida en perpetua evolución”, dice mucho de lo que toca en los cuatro instantes y una coda.

En esos cuatro vuelos hay un ascenso y un descenso, del suelo al cielo, de la raíz a la estrella, del viaje a la quietud, hasta caer en la caricia más profunda que se funde con el crecer y ver creciendo. El árbol como pensamiento enraizado, el árbol como alveolo pulmonar, el árbol familiar, el árbol del edén perdido y recuperado por el amor. Cierra Cuatro veces… una mano extendida, arborescencia de la caricia más profunda.

Del ramaje/ a la cara,/ el rocío:/ un alma/ para este despertar/ ebrio de bosque…

En la segunda parte de este libro, “En este cuerpo hay una casa”, que bien puede ser El libro de Alicia, se abre al amor habitado en un sueño de niña y de mujer, de cariño y de caricia, de nostalgia y de certeza. El amor habitado por el deseo. Una maravilla a la caza del cuerpo de Alicia.

La poesía de Juan Manuel Mateo es un remanso verbal, una claridad desplegada sin artilugios verbales ni experimentación o hermetismo. Es una presentación breve de riachuelo claro, sonoro y de movimiento sosegado. Parecen versos de quietud, que no avanzan; sin embargo, en su laconismo algo se trama, una imagen se dibuja en el pensamiento. Como un árbol que crece en la frente.

Veo tus párpados:/ por encima de las aguas/ confusas// y en la marisma/ florecen de improviso/ azules malvas//.

Podemos ver y leer que la poesía de José Manuel Mateo ha crecido hacia adentro, sus versos han profundizado sus decires, es un digno habitante de la relectura por la sencillez del verso y el alcance de sus imágenes.

Maneja una oscura transparencia con diversas significaciones dentro del dibujo preciso: es un claro mirar enigmático. Una invitación a la relectura.

Adiós al pedernal/ bienvenido el canto…

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