Alto el fuego - Paralelo24 Skip to main content

“Ciencias de la comunicación: bazar al que se juzga abierto a cualquier recién llegado” (De mi libro La Tekné, 1995)

Una cosa es renunciar a toda ontología esencialista del sujeto social, al asimilarlo a un sistema estable llamado Naturaleza Humana, otra, renunciar al postulado materialista, de que existe un mundo independiente de nuestras representaciones, aunque se lo tenga que definir en término de proceso y no de sustancia.

Desde que el arte ha muerto, se ha vuelto extremadamente fácil disfrazar a los policías de artistas. Cuándo las últimas imitaciones de un neo-dadaísmo resucitado, tienen autoridad para pontificar gloriosamente en los medios de comunicación mercenarios y por lo tanto también modificar la estética de los edificios oficiales, puede verse como simultáneamente se garantiza un cobertura cultural a todos los agentes o similares, de las redes de influencia de un Estado privatizado. Se abren pseudo museos, pseudo centros de investigación sobre la obra completa de personaje inexistente, tan rápido como se construye la reputación de periodistas-policías.

Arthur Cravan sin duda veía acercarse este mundo cuando en Maintenant escribía: “En la calle pronto no se verán más que artistas y se pasarán todas las fatigas del mundo para descubrir un hombre.”

Si alguna vez existe el riesgo de una desinformación desordenada, al servicio de algunos interese particulares, pasajeramente en conflicto, y de que se la crea, llegando a ser incontrolable y oponiéndose por ello a la labor de conjunto de una desinformación menos irresponsable, no es que no haya que temer que en esa desinformación se hallen comprometidos otros manipuladores, más expertos o sutiles, se trata simplemente de que, actualmente, la desinformación se despliega en un mundo en el que no hay lugar para ninguna comprobación cierta de nada.

Cada vez hay un mayor número de hombres y mujeres formados para actuar en secreto, instruidos y entrenados para no hacer más nada que eso. Se trata de cuadros especiales de hombres armados de archivos reservados, es decir, de observaciones y análisis secretos, con datos sobre vida de millones de ciudadanos, habitantes de países de las más diversas latitudes. Otros disponen de diversas técnicas para la explotación y manipulación de asuntos secretos, utilizados para extorsionar, violentar y determinar el funcionamiento de comunidades en estado de pánico extremo, por un estado de inseguridad, instalado por el mismo régimen, gobierno o como deseen denominarlo.

Un crimen sin explicación aparente, puede calificarse de también de suicidio, la disolución de la lógica permite investigaciones y procesos que caen en lo irracional y que con frecuencia, son falseados desde el principio por extravagantes autopsias que practican singulares peritos.

Desde hace un tiempo, se naturalizó, ver en todas partes, como se ejecuta sumariamente a toda clase de gente, bajo la pesada puesta en escena de “teorías clandestinas” de dichos asesinatos, promocionados hasta el hartazgo en medios de información falaz y criminal. La incertidumbre crece, la impostura se enriquece.

Los rumores mediático-policiales adquieren al instante, o en el peor de los casos, tras haber sido repetidos en contadas ocasiones, por los destructores del periodismo, en programas prostibularios, devenidos en noticieros, el peso indiscutible de historias seculares.

De este modo pretende este servicio su ¿prestigio? actual, esa suerte de “poesía de los servicios”.

El desprecio que despierta en la legítima inteligencia este espectáculo insano, devuelve así, por razones novedosas, un atractivo a lo que, en tiempos de Kipling, pudo llamarse: “El gran juego.”… Se torna indispensable saber recordar, actuar. Deber de memoria. Delito de silencio. Lo he escrito y manifestado a viva voz en infinidad de ocasiones, en los más diversos espacios y lo replico hoy: Para construir un futuro es imperativo que los pueblos enfrentan sin piedad al enemigo, disfrazado de oposición… Despreciable no atreverse a lograr victorias por temor.

¿Toman conciencia que nos estafan, el gobierno sociópata, medios manipuladores, candidatos a presidente que no pueden gobernarse ni a sí mismos?… Sin educación ni conocimiento pontifican sobre la educación… Ciudadanos dignos, no les parece que ha llegado la hora de imponer criterios asimilados a los derechos inalienables de los que deben celebrar, con coraje, amor, equidad, solidaridad y libertad de “ser”… No esperen nada salvo de ustedes mismos.

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