“¡Ya basta! Alguien tiene que decirlo con todas sus letras: El rector Enrique Graue es un oscuro licenciado en medicina que no fue capaz de estudiar ni una maestría”, nos dice una fuente que trabaja en la torre de rectoría de la UNAM
Acompañada de un nutrido grupo de profesoras y profesores de la UNAM, nuestra fuente asegura que en la máxima casa de estudios “ya no es un secreto que Graue es un mentiroso y un farsante que, además de tener secuestrada la UNAM, se está colgando el título de doctor sin serlo”
Por su parte, un grupo de académicas y académicos nos relatan que “tanto ha crecido el rumor de que Enrique Graue no es doctor, que, desde hace ya varios años, comenzaron a llegar requerimientos a la Oficina del rector preguntando si es el tipo es doctor o no”.
Y, en efecto, al revisar las solicitudes que particulares han presentado sobre este tema, nos encontramos con una del 25 de mayo de 2018, donde una persona solicita saber qué grados académicos tiene el rector de la UNAM, Enrique Graue, y en qué universidades los obtuvo.
Dicha solicitud, que fue presentada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, y le fue asignado el número de folio 6440000093818, a su vez, fue turnada a la Unidad de Transparencia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Cinco días después, el 30 de mayo, la Unidad de Transparencia de la UNAM respondió que el rector Graue era médico cirujano por la UNAM y especialista en oftalmología. Agregó que había cursado una subespecialidad en Córneas y Enfermedades Externas, en la Universidad de Florida.
Como se puede observar a simple vista, la respuesta estaba incompleta, así que el 31 de mayo de ese año, la persona interpuso un recurso de revisión, puesto que la solicitud pedía conocer qué grados académicos tenía el rector y en qué universidades los había obtenido.
“Para sorpresa de los lacayos que trabajan para Graue en la propia Unidad de Transparencia de la UNAM, el 8 de junio de 2018, les fue notificado que había sido admitido el recurso de revisión y tenían que responder, aunque no quisieran”, detalla una de nuestras fuentes.
La contestación a ambas solicitudes tuvo que ser respondida por la Unidad de Coordinación Institucional de la Oficina del Rector. Y quizá por eso, ambas respuestas fueron imprecisas y evasivas. La UNAM, dándole vueltas al asunto, respondió, una vez más, con ambages.
Sin saber qué responder y esforzándose ofrecer una respuesta clara, la UNAM arguyó en su patética respuesta que “la Real Academia Española establece que una de las acepciones del término doctor es la que se le da a un médico, aunque no tenga el grado académico de doctor”.
¡Entonces eso era! La UNAM le daba, sin serlo, el grado de doctor a Graue y lo presentaba en todos los foros como doctor, aunque académicamente no lo fuera, porque se había apegado a un término “coloquial”. Es decir: Graue es doctor, pero sólo en términos coloquiales.
Asombra ver la cantidad de malabares que la UNAM tuvo que hacer para, al final, tener que aceptar que Graue no es doctor, pero “la referencia del Rector como doctor, obedece a la carrera que cursó como médico cirujano, oftalmólogo con subespecialidad”, dicen, patéticamente.
Luego de más de veinte fojas de circunloquios y soporíferos términos legaloides, la UNAM ya no pudo evadir su respuesta y concluyó que Enrique Graue nunca cursó ningún doctorado, sino únicamente la licenciatura como Médico Cirujano. No era doctor y ni siquiera maestro.
“Impresiona que Guillermo Sheridan, Loret, Aguilar Camín y todos los farsantes que han intentado desacreditar a Yasmín Esquivel, no hayan reparado en que el rector Graue se ostente como doctor, sin serlo. ¡Su indignación es hipócrita y selectiva!”, concluye nuestra fuente.
Una cosa es cierta: el doctor (en términos coloquiales) Graue ya advirtió que la UNAM continuará sancionando las “conductas deshonestas”, porque según él, la mayoría de “profesores actúan apegados a los principios académicos”. ¿O sólo lo habrá dicho en términos coloquiales?