Casi siempre asociamos los hongos con las setas o los champiñones que solemos ver en los supermercados y que comemos en una variedad de guisos, sin embargo, los hongos no son solo eso, ya que las estructuras que comúnmente asociamos a ellos solo son una parte, lo que se denomina su “cuerpo fructífero”, la cuál es la estructura reproductora de estos, y suelen aparecer en temporadas de lluvias.
Lo que casi nunca podemos ver es la parte que se denomina “hifa”. Las hifas son estructuras microscópicas que están conformadas por las células de los hongos, conocidas como “micelio” no obstante, a veces se encuentran lo suficientemente concentradas como para poderlas observar a simple vista.
La mayoría de las veces las podemos ver en los trastes herméticos en los que dejamos comida por varios días en el refrigerador o a veces hasta en la mochila y cuando menos lo esperamos, los encontramos no en el mejor estado de nuestros alimentos. Cuando las hifas se acumulan y concentran en un punto, se hacen visibles, hemos podido observar que se componen de muchos filamentos largos, parecidos a pelos, que se sobreponen unos a otros y se van haciendo cada vez más tupidos hasta generar estructuras que parecen ser más robustas, incluso círculos completamente sólidos de diversos colores, pero que normalmente son verdes, blancos o grises, con sus respectivos matices.
Aunque nos parezca raro, las hifas son el verdadero hongo, y este se puede extender incluso kilómetros. Como dato curioso, el organismo vivo más grande que se conoce es un hongo, llamado hongo de la miel (Armillaria ostoyae), que es parásito y crece en los bosques de Oregón. Su tamaño se calcula en 8.9 km2 y su edad se estima en cerca de los 8 650 años, convirtiéndolo también en uno de los organismos vivos más antiguos. Sin embargo, el cuerpo principal del hongo crece bajo tierra y solo una pequeña parte se manifiesta en forma de cuerpo fructífero en forma de seta.
Las hifas generan distintas interacciones con otros organismos, en el caso anterior, su interacción es nociva con los árboles del bosque, ya que les causa la enfermedad que se denomina podredumbre blanca, sin embargo, el parasitismo no es la única interacción que generan los hongos con las plantas; otros hongos generan asociaciones benéficas entre las hifas y las raíces, a esta asociación se le da el nombre de “micorriza” (del griego mykos=hongo, y riza=raíz) y tanto los hongos como las plantas se benefician de ella. En particular, algunos hongos deforman o modifican el hábito de crecimiento de las raíces, lo que aumenta grandemente la superficie de absorción de agua y nutrientes en la planta. Por otra parte, el hongo obtiene azúcares, nutrientes y protección al encontrarse dentro de la raíz lo cual es un ambiente idóneo para que crezca y pueda proliferar.
Sin embargo, la micorriza no solo se queda en una sola planta, ya que además, las hifas permiten el transporte de diversos nutrientes entre plantas, incluso de diversas especies. Esta relación entre hongos y plantas que se da bajo el suelo se puede equiparar a una gran red de comunicación, en un entramado sumamente complejo que bien pudiera ser representado como una gran red telefónica, la cual por la cual transcurren muchas señales químicas, a través de las cuales organismos débiles o ya casi muertos pueden enviar señales de ayuda a organismos fuertes, los cuales envían nutrientes para auxiliar a los que más lo necesitan. Estas redes son responsables incluso de la supervivencia de especies, como algunas orquídeas, las cuales al germinar carecen de cloroplastos, y no pueden realizar fotosíntesis y dependen exclusivamente de los nutrientes que les puedan aportar las micorrizas mientras generan sus cloroplastos.
Las micorrizas también son responsables de una mayor productividad para los sembradíos, en comparación con los que se realizan en campos desprovistos de ellas, también, de la supervivencia de una gran cantidad de plantas que se encuentran en regiones con condiciones ambientales adversas, como las partes desérticas de nuestro país, por lo que estudiar este tipo de organismos, por los cuales fluyen nutrientes y se comunican plantas y microorganismos a través de estas enormes “redes telefónicas”, nos podrá permitir administrar y conservar adecuadamente parte de los recursos naturales que poseemos en los suelos.
Más información:
https://www.sciencedirect.com/topics/agricultural-and-biological-sciences/mycorrhizae
https://www.rhs.org.uk/biodiversity/mycorrhizal-fungi
https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1906655116