SCJN gastó en un mes más de 3 mdp en artículos superfluos - Paralelo24 Skip to main content

En un solo mes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) gastó más de tres millones de pesos en artículos pomposos y superfluos.

Fachada Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)

En noviembre de 2015, durante la presidencia de Luis María Aguilar, quien desde enero de 2015 y hasta el 2 de enero de 2019, se desempeñó como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el máximo tribunal de México despilfarró dinero público en objetos caros y triviales. ​

Al magistrado Luis María Aguilar Morales, quien fue nominado por el expresidente panista Felipe Calderón, “siempre le han gustado las cosas caras. Me acuerdo que un día solicitó un tapete súper caro que, hace como ocho años, costaba alrededor de mil quinientos pesos, pero, debido a esos hábitos corruptos que, quién sabe por qué, siempre han imperado entre los jueces, la oficina de presidente de la Corte (Luis María Aguilar) decidió pagó más de 70 mil pesos”, nos asegura una fuente que actualmente trabaja en la Dirección de Almacenes, que se encuentra ubicada en la calzada Ignacio Zaragoza número 1340, en el oriente de la CDMX, en la alcaldía Iztapalapa.

Felipe Calderón- SCJN gastó en un mes más de 3mdp en artículos superfluos

Al revisar los contratos correspondientes a noviembre de 2015, en efecto, pudimos constatar que la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de la Secretaría General, solicitó un tapete de lana, tipo hindú, por el cual pagó 75 mil pesos. “¡Imagínate! ¡Más de 70 mil pesos para que el magistrado y sus invitados pusieran sus patitas y no tuvieran frío en los dedos de los pies!”, exclamó irónicamente la fuente, en entrevista exclusiva para Sin Censura y Los Datos Duros.

Pero no fue el único artículo superfluo que la presidencia del magistrado Luis María Aguilar Morales autorizó comprar en ese mes. El 5 de octubre de 2015, la Dirección General de Recursos Materiales de la SCJN autorizó a la Dirección General de Seguridad la compra de “banderas” para colocarlas en el exterior del inmueble de la SCJN, el cual se encuentra ubicado en la calle José María Pino Suárez número 2, en la alcaldía Cuauhtémoc, en el centro histórico de la CDMX. El pago, según puede observarse en el contrato que está en poder de este portal periodístico fue por más de 50 mil pesos.

Sin embargo, de acuerdo con nuestra fuente al interior de la Suprema Corte, “esas banderas nunca fueron colocadas. Quién sabe dónde terminaron. Y les voy a decir por qué: el mes patrio (septiembre) ya había pasado, y las banderas que se habían comprado para esa fecha todavía seguían ahí, colocadas, y no había necesidad de comprar más. ¡Es más: lo más probable es que ni siquiera las hayan comprado!”

Un día después, el 6 de noviembre de 2015, con la aprobación Carlos Fernando Matute González, director general de Recursos Materiales, la Suprema Corte siguió despilfarrando el presupuesto en nimiedades.

A través del contrato AD-DGRM-DABI-204/2015, que extrañamente fue presentado como punto de acuerdo, pudimos constatar que la Suprema Corte hizo otro gasto frívolo e irrisorio: sin mediar explicación ni justificación, se ordenó la compra de un estuche para guardar discos compactos a una empresa llamada Táctica Creativa S.A de C.V. Lo delirante del asunto es que la Corte, sin explicar por qué estaba derrochando tanto dinero en fruslerías, decidió pagar más de 26 mil pesos por una funda para almacenar CDS, dispositivos que ya en ese año resultaban arcaicos.

“¡Deberías ver cuánto dinero se gastaron los magistrados en comprar unos pinchurrientos llaveritos de níquel! ¡La cifra fue demencial! Y te lo digo con conocimiento de causa, porque nosotros recibíamos y enviábamos directamente los objetos y la mercancía, y pudimos ver las facturas”, detalló nuestra fuente que, por temor a padecer represalias, prefirió resguardar su identidad.

Efectivamente, al revisar los contratos, de los cuales tenemos copia en Sin Censura y en los Datos Duros, logramos verificar que el 3 de noviembre de ese mismo año, la SCJN decidió adquirir un “llavero de níquel cuadrado” a una empresa llamada Talleres de los Ballesteros S.A. de C.V. Lo alarmante es que estos llaveros, en ese momento tenía un valor en el mercado de entre 20 y 30 pesos, y que hoy, a ocho años de distancia de ese contrato, tienen un costo de entre 30 y 60 pesos. Pese a ello, la SCJN pagó más de 29 mil pesos por pieza, tal como se puede verificar en el contrato foliado con el número 45150031119 que contó con la firma aprobatoria de Carlos Fernando Matute González, quien, de acuerdo con diferentes versiones de trabajadores y extrabajadores de la Dirección General de Recursos Materiales, “no es más que un operador del magistrado Luis María Aguilar y nunca tuvo experiencia en compras y adquisiciones”.

A través de más de cincuenta contratos a los que pudimos acceder durante la elaboración de este reportaje, pudimos constatar que, durante el mes de noviembre de 2015, durante la presidencia del “magistrado calderonista”, como es conocido Luis María Aguilar Morales, la Suprema Corte despilfarró más de 3 millones de pesos en la compra de llaveros, banderas, estuches para CD’s, teléfonos celulares iPhone e incluso, una carpa para una fiesta navideña y hasta refacciones para televisores.

Todos estos derroches y dispendios ocurridos en la SCJN cobran uno nuevo relieve, tras los señalamientos que, a últimas fechas, ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador con respecto a que el Poder Judicial pretende un poderío omnímodo y que, a toda costa, busca tener “un poder absoluto por encima del Estado y sin privilegiar a la justicia”.

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