Usualmente en temporada de lluvias solemos revisar el pronóstico del tiempo para saber si deberíamos llevar un paraguas o alguna prenda que nos abrigue, y quizá habrás notado que algunas veces lo noticieros mencionan que la lluvia es a causa del “monzón”. Pero ¿Qué es el monzón y que tiene que ver con la lluvia?
La palabra monzón viene del árabe mawsim que significa estación. Esta palabra hace referencia a un sistema climático que se caracteriza por vientos que se revierten a lo largo del año, dando origen a dos temporadas de características totalmente distintas y que se deben a cambios en la insolación: una normalmente seca y fría debido a que los vientos corren del continente al océano llamada fase de invierno del monzón (que es más marcada durante los meses de diciembre, enero y febrero). La segunda fase que es normalmente lluviosa y cálida debido a que los vientos corren del océano al continente, se denomina fase de verano del monzón y ocurre durante junio, julio y agosto.
Esta última fase es la que comúnmente asociamos con la palabra “monzón”, sin embargo, el fenómeno abarca ambas temporadas.
Para que este fenómeno tenga origen, deben existir características muy particulares:
- Por lo general se presenta en la frontera entre los climas templados y tropicales y
- Tiene que existir un cambio importante en la elevación, como la presencia de sierras o mesetas altas.
Esas características se dan solamente en cinco regiones en el mundo y por ende, se generan los respectivos monzones:
El monzón del Sudeste Asiático que es quizá el monzón más grande en extensión y magnitud, el cual da como resultado una de las zonas más lluviosas que se pueden encontrar y se localizan en India y el sur de China.
El monzón Africano, que si bien es el más irregular durante la temporada de lluvias, juega un rol muy importante para mantener la selva tropical en África.
El monzón de Oceanía, en el norte de Australia, que es el más pequeño en extensión.
El monzón de Sudamérica que ocurre sobre la selva amazónica abarcando casi la totalidad de Brasil y Paraguay, así como grandes extensiones en el norte de Argentina, Chile y el sur de Perú.
Por último, el monzón Mexicano o como también es llamado, monzón de Norteamérica.
EL monzón Mexicano fue originalmente descubierto en el sur de Estados Unidos, y lo denominaron monzón del Sur. Eventualmente descubrieron que eso era solo una pequeña parte de un fenómeno mucho más grande que abarcaba grandes extensiones en México, por lo que fue denominado Monzón Mexicano o Monzón de Norteamérica.
La fase de verano del monzón abarca la Sierra Madre Occidental, parte del eje Neovolcánico Transversal y el sur de la península de Baja California y juega un rol muy importante para los recursos hídricos en el país, ya que en algunas zonas llega a representar hasta el 75% de las lluvias anuales durante el “núcleo” de la temporada de lluvias monzónicas durante junio, julio y agosto.
La palabra monzón ha sido comúnmente asociada a lluvias torrenciales que no se detienen por días, sin embargo, estas lluvias son características del monzón Asiático. El monzón Mexicano es distinto en cuanto al régimen de lluvias, ya que la lluvia se presenta principalmente durante la tarde y la noche, pudiendo generar episodios de precipitación bastante fuertes, acompañados frecuentemente de descargas eléctricas y/o granizo.
Debido a que el origen de la humedad que da origen a las lluvias es el océano Pacífico y se transporta a través de ondas tropicales que llevan la humedad hacia la parte continental, suele haber periodos de lluvia que usualmente abarcan de 3 a 5 días intercalados con cortos periodos secos. La temperatura ambiental también es una variable que suele estar asociada al monzón, ya que periodos prolongados de lluvias suelen estar relacionados con temperaturas frescas mientras que durante los periodos secos la temperatura suele aumentar.
Si bien la gran mayoría de la lluvia en la región se asocia al monzón, a lo largo de las costas mexicanas existe un fenómeno de gran importancia que tiene que ser tomado en cuenta en cuestiones de precipitación, los ciclones tropicales, ya que no pueden ser clasificados como monzón debido a que no son causado por la diferencia de temperatura entre el océano y el continente, sin embargo, a su paso dejan una mayor cantidad de humedad disponible que genera lluvias monzónicas más intensas.
La fase de invierno, por otro lado, es menos estudiada. Durante los meses de diciembre, enero y febrero, que son el núcleo de la fase de invierno del monzón, la insolación en el hemisferio norte se encuentra en su punto más bajo y las temperaturas en el continente son menores que en el océano, lo que ocasiona que los vientos corran desde los continentes hacia el mar llevándose la humedad y generando la temporada de secas.
Aunque el monzón tiene décadas de estudio, todavía existen cosas que no están claras, como la variabilidad en la cantidad de lluvia que cae cada año, algunos años son más secos que otros. ¿Cómo interactúa el monzón con el cambio climático en diferentes rubros? Al parecer la estacionalidad se está recorriendo, empezando y terminando la temporada de lluvias cada vez más tarde, lo cual podría permitir que los incendios, cada vez más frecuentes, tengan una ventana más amplia antes de que las lluvias ayuden a combatirlos. Sin embargo, algo está claro: el monzón seguirá dándonos las estaciones, trayendo lluvia en verano y tiempo seco en invierno.