El efecto halo ¿por qué amamos u odiamos casi al instante?
Omar Tonis
Lo que pensamos sobre un comentario en Twitter sobre el nuevo estilo de un famoso, la declaración de una idea política por un actor de derecha o de izquierda o la polémica del beso entre dos chicas en una película para niños tiene más en común de lo que crees.
Decía el célebre pensador vienés, Ludwin Wittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo” y es que nada más cierto. La forma en que nos expresamos hacia algo y con alguien, dependen directamente, con la forma en la que pensamos previamente sobre cada tema, pero ¿qué de todo lo que tenemos en nuestra está en lo correcto? acaso ¿todas nuestras ideas iniciales son las indicadas o no tenemos algo que está fallando?
Si bien para nadie es nuevo que la forma en la que pensamos está influenciada por muchos factores, incluidos nuestros padres, la sociedad, entorno, personalidad y, más reciente, la política y el marketing con extrema participación. La mezcla de todos los anteriores elementos puede derivar en sesgos cognitivos.
Pero ¿qué son los sesgos cognitivos?
Los sesgos cognitivos son ideas previas que influyen en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos. Pueden hacer que tomemos decisiones sin considerar toda la información disponible sobre un fenómeno.
Los sesgos pueden ser buenos o malos dependiendo de la situación. Por ejemplo, cuando estamos enamorados de alguien, es posible que no podamos ver sus defectos debido a los sentimientos positivos que tenemos hacia esa persona. Por otro lado, cuando invertimos fuerte en las acciones de una empresa, puede ser difícil para nosotros ver sus fallas y tomar una decisión informada sobre si vender la participación o no.
Cuando muestran su cara más oscura se consideran un tipo de error de pensamiento que hace que las personas tomen decisiones irracionales y se formen creencias sobre algo que no es cierto, esto las lleva a actuar de igual forma, sus sesgos los empuja a actuar en sus diferentes ámbitos (digital y real) de forma cínica y/o violenta con los demás.
Existen muchos tipos de sesgos cognitivos, pero los más comunes incluyen el sesgo social, el sesgo de confirmación, el efecto de encuadre y, el protagonista de esta historia, el efecto halo.
Los efectos halo son aquellos en los que las personas forman un juicio global sobre algo o alguien en función de los sentimientos positivos o negativos que tienen sobre un aspecto, beatificando o demonizando en el caso contrario.
El efecto halo generalmente se usa en marketing y política para hacer una declaración exagerada, una hipérbole poco realista sobre un producto o candidato. También se usa para manipular a las personas haciéndoles creer que alguien tiene buena personalidad, habilidades y buen juicio cuando en realidad no es así.
Ejemplos tenemos de sobra, actores que alientan tal o cual postura o situación, ocultando información intencionalmente haciendo que sus audiencias recurran a información previa incorrecta para movilizarse en pro de una causa prevista que les genere un beneficio económico llevando a polarizar el tema.
La forma de dejar atrás a tan molesto e incómodo efecto halo es, primero, identificar la forma en que procesamos la información ¿sentimos molestia con ciertas ideas? ¿sólo consumo información afín a mi manera de ver las cosas? para dar paso a contrastar toda la información disponible.
Pensar bien te ayuda a ver el mundo de una mejor manera, más clara. También a tener una mejor oportunidad de tener éxito.